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Showing posts from 2013

Pare de sufrir: Ese toxic toxic boy

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Comienza cuando eres niña e incursionas en los dulces con colorantes, son rojos, verdes, radioactivos. Te los pasas por la lengua, los chupas, sabes que tienes que dejar de acercarte al asiento de Margarita o Andreita o de la mona, la que vende los dulces a la salida del colegio. Pero así como que en clase de biología te imaginas repasando una y otra vez el maldito dulce, así mismo te sacas los 200 pesos para pagar a la salida y luego quedar con ese hastío de colorante, ese revuelto de estómago, esa inquietud de querer más hasta que se te devuelva todo y quedes ahora sí verde como el dulce sabor limón - sandía.  Luego a algunas les llega a otras no, esa primera borrachera, la mía fue un cinco de enero de 1995, estaba tan llena de Johnny Walker que vi a dios y canté abarajame la bañera, un clásico de todos los tiempos con el pantalón desabotonado, con mocos y hablado en letra cursiva, mi pobre novio tuvo que regresarme a los brazos del padre y el padre guardó un silencio sepul...

Pam: las alergias

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Es de noche y hace frío, los jovicales talla 37 se enredan entre uno de los cien mil baches de Bogótica. Pam cae lentamente, cae walkman con los Rolling Stones, cae maleta azul, cae el portafolio lleno de fotos del gato que se encontró en una ventana, cae Pam contra el asfalto mojado de una tormenta de diez horas, perro mojado, blusa del colegio llena de barro, carita con moretón de impacto y un arañazo con alguna esquina, algún gancho, alguna cosa desconocida. -Me caí- dijo Pam mientras temblaba, un me caí que nadie oía porque era demasiado bajito que lo decía clavada su nariz en la calle del barrio. A lo lejos escuchó a Julián y sus patines -Pam qué haces en el piso- le dijo riéndose y moviéndose en círculos -me caí otra vez- dijo Pam con una lágrima tímida que había desviado desde la nariz y goteaba al arco de la boca. Julián la levantó y le limpió la cara -¿por qué es tan tacaña para llorar?- le dijo mientras iba recogiendo todo el conjunto pamesco caído en desgracia. -Soy una ...

Pare de Sufrir: esos arrocitos en bajo.

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Mi vecino, era la cosa más dulce que pudiera respirar en treintamil kilómetros a la redonda. Tenía ese flow descuidado de los punkeros, unos hermosos tatuajes en todo el cuerpo, era un artista de esos que montan documentales para la televisión europea, un bocado de cardenal, un pecado, un dulce de coco, mi pura perdición. Mis amigas celebraron que fuera mi vecino y comenzaron a necesitar toda la discografía de Sid vicious y de Misfits, me decían que sus ojos miel eran la ventana al paraíso, todas temblábamos con su cresta y su bicicleta y yo me hacía la loca, la demente,  aunque sintiera un viento frío cada vez que pasara. Un día, por fin me habló y creí que se acababa el mundo, cinco segundos después que estaba en toda mi capacidad abarcadora del ojo, se aproxima una diosa de pelo negro y piel blanca, una belleza andina, de sonrisa oral - B, lo agarró por detrás como en los videos dulzones de Bon Jovi, - esta es Pato, mi novia-  me dijo con la sonoridad de una matraca...

Pare de sufrir: Sobre celos y boicots

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Esas incontrolables ansias asesinas, ese espíritu de sherlock Holmes que vive en los corazones de todos los humanos, esa inevitable gana de agarrar con ambas manos al implicado, ese vacío, esas ganas de llorar, ese abismo inenarrable, esa violencia que sentimos cuando vamos a perder a quién amamos, ese delirio por descifrar lenguajes crípticos en palabras, gestos, miradas.Esa voluntad de dominar, poseer y consumir. Esos planes de venganza y retaliación, de castigo frente a la subordinación, esa falta de ánimo para otra cosa que no sea saber la verdad, la verdad nada más que la verdad. Ese miedo al abandono, esos celos, los rastreros celos.  Me pregunto si lo que hay en esas almas perturbadas es una dominatrix en potencia que no quiere sino servidores para su pequeño reino o muchachitas heridas, perdidas, azotadas. ¿son los celos una expresión del afán por dominar o son la cara oculta de la fragilidad humana y del amor romántico? He tenido uno que otro novio que me ve...

Pare de Sufrir: Las huidas de las mujeres

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Como nos encanta huir, hacernos las pendejas, decir que nada pasa y que qué maravilla de vida. Pues claro, todo este mundo de los doce pasos y de "usted es el que tiene la culpa" nos dijeron que no, que lo normal es ser feliz. Carajo, uno se puede permitir estar triste, se puede permitir estar frustrado, saber que como dice la canción de cantina "se tiró su matrimonio" o tiene uno deprimente, que los hijos lo desesperan por momentos, que le fastidia el trabajo,  QUE NO ESCRIBE LA TESIS DOCTORAL (Excusas por el grito),  que no encuentra un motivo para andar como un teletubbie entre rainbows, entre ponys rosados. Nosotras que nos queremos tanto somos bien bestias para entender que no es necesario huir, que si somos capaces de encarar a los hijos a las 4:00 a.m para mandarlos al colegio, si podemos hacer diez mil tareas al tiempo y luego hasta tenemos tiempo para el amor, pues ya no es necesario huir.  Ese por supuesto no es mi caso, la que aquí escribe es una ...

Amanda: un vals en wien

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-Realmente lo que quisiera en este mismo instante, es poder robarme dos copas del bar del puerto y que te tomes esta champaña barata y vengas conmigo a que llenemos de grafittis todas las paredes de Wien, podríamos emborracharnos y yo te cumpliría ese sueño de bailar un vals a la orilla de río- Eso escribió Sebastian mientras Amanda leía incrédula en el teléfono. La posibilidad incluso lejana de salir al frío del tímido verano vienés, correr por los callejones del centro desde la Universidad hasta el anillo, escapar, escapar con Sebastian, parecía ahora un sueño.  Amanda tomó sus libros y bajo las escaleras, ahí debajo en los baños, se cambió la ropa y se puso un viejo vestido negro comprado en los sótanos del Maremagnum, dejó la ropa en el casillero y tomó el tranvía hasta el parque de diversiones. Ahí estaba Sebastián, una botella en la mano y ella sin más peso que el de sus sandalias y sus piernas. Lo saludo con dos besos, como saludan las españolas, le dio un beso más e...

Ese zombie, zombie love...

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Si uno ha cantado en el último mes alguna canción de Radiohead, si le parece que  "y sin embargo" de Joaquín Sabina es un himno, si de repente siente un vacío al escuchar with or without you, si se angustia y despierta en suspiros, si en la caja torácica algo duele y no se puede especificar que carajo es., pero duele al mismo tiempo que le pronuncian a uno lugares, ciudades o escritores. Si todo eso pasa a menudo y se acompaña de fiebres, de temblores o expresiones clichés y poemas de Benedetti incluso, si uno al llegar del trabajo se mete en cuentas de facebook ajenas y se pierde en los fangos inmundos de los celos sin piso, pues si todo eso sucede y uno está leyendo libros de autosuperación, es claro que uno tiene un zombie, zombie love.  Para que pueda haber un amor zombie, se necesita que haya habido como en Lisboa, un hermoso tiempo de oro. Esos días así sean horas donde no existía más que el todo, un todo romántico y rosa, lleno de lo que a usted más le gustar...

Indian Summer: sobre las batallas

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Lo fácil nunca ha sido mi sino. Me gusta estirarme toda y crujir un poco, lo hago para volar y claro, duele volar un poco porque aveces parece que las alas no me soportan, me canso y me enfermo. Desde hace un buen tiempo amo la soledad tanto como la buena compañía y odio la desolación tanto como la embriaguez de los excesos. Me estaré volviendo vieja como para preferir la comida orgánica y las tiendas de artesanías, me gusta hablar con las viejas y que me cuenten historias de mujeres emancipadas en el calor de mayo del 68, historias de exilios y de amores cuentan estas hermosas mujeres y yo me enamoro de ellas y quiero brillar así como ellas, imparables y plenas. Cambridge es un pequeño paraíso para mí. Todo está lleno de bibliotecas y restaurantes, de libros y mas libros como acaso soñé algún día en mi infancia, en esos tiempos en que la narrativa de Cortazar y de Carrington,   junto  con las pelis de Gilliam  eran mi mundo, . Mi vida era completa porque tenia un...

Los cuchillos

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La mona se quedó pensando en eso que Martín pensaba, decía él que su beso era un malentendido, "esa sensación gélida de lo que se fragua en las mentes crueles de las féminas adolescentes". Repasaba una y otra vez con honda desdicha y viendo la ciudad desde una montaña, esa frase de las mentes crueles de las féminas adolescentes. Había visto muchas veces a Martin, lo había imaginado en esa hora que parecía más que tiempo un cuchillo, que le abría las entrañas y la hacía sangrar, la cálida sangre... los cuchillos. En ese entonces pensaba que podía buscar a Martín para que le tomara la mano y le cerrara la herida con su mechero, como si de hilachas de tela fueran todos sus dolores. Lo había descubierto en la piscina del club, cuando todos nadaban y ella se quedaba intacta observando y queriendo ser niño, lo sintió tomándola por la cintura y pidiéndole que jugaran. Lo supo compañero al toparlo en la calle, vestido de negro, con un largo gaban, fue un espejo de sus tiempos de...

El Monstruo y La Doncella

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Soy un puñado de contradicciones. Iba por un camino de conocimiento, de ver las posibilidades y las limitaciones. Pretendí comprenderlo todo, encontrar la esencia de la feminidad y de la autonomía. Me equivocaba. Mi oscuridad ya no me aterra y puedo verla a los ojos, muerta del miedo pero con una extraña valentía, con esa emoción que te dice que algo está ocurriendo de un mal modo, que no hay manera de encontrarse sino de perderse. No quería ver al monstruo que llevaba adentro, no quería ver a la feminista sistemáticamente maltratada y luego revanchista y vengadora. No quería ver las dos caras de la moneda. Por el camino me crucé con un par de buenos parceros que me sostuvieron personal y virtualmente ese vómito que me produjo la contradicción y la guerra conmigo misma. No quería ver a la libertaria que buscaba su autonomía pero que controlaba y sufría, pero también en el camino de su libertad, minaba, dañaba, perseguía. Y sin embargo, después de una jornada de i...

Pare de Sufrir: los miedos de las mujeres

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A nosotras que nos queremos tanto nos enseñan muchos miedos. Cuando somos pequeñas nos cuidan porque el mundo es duro e hizo que las niñas fueran el foco del francotirador de la violencia, como aves de rapiña los malos, se esconden en las calles con dulces y en las esquinas con abrigos, en los buses cuando se acercan demasiado e invaden ese maravilloso espacio vital de la dignidad. También se cuentan los piropos más guarros y vulgares, creyendo los malos que con eso son más hombres y nosotras nos sentimos deseadas. La calle era y es para nosotras un lugar de agresividades y claro, miedo... nosotras que nos queremos tanto tenemos esos temores bien documentados y argumentados.  Pero el mundo no sólo nos llenó de esos miedos, también olvidamos que podíamos ser felices y que en esa batalla, tocaba, como dice mi adorada amiga de la Organización Femenina Popular: hacerle el amor al miedo.  Así me enrosqué al amanecer de hoy, me dio mi consabida tembladera al ver mi cama vací...

Pam: Hurt

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Voy a hacer un fukin ponche de pesares dijo Pam frente al toca discos. Pensó en The Smiths y la voz lastimera de Morrisey y luego se retractó -nada mejor para los dolores de cabeza que Beck- pero después de abrir el CD incluso pensó que no era suficiente. Lo que Pam necesitaba era la voz perdida y turbada de Portishead. Pesares era lo que cargaba Pam, después de ver que no le quedaba ni una uña de sus manos que no hubiese sido mordida, de ver que no había hecho la cama y que aún después de enterarse que había una mediana posibilidad queAlanis tocara en el Campín, no se hubiera tan siquiera inmutado. Se encogió en la cama only you y sentía un dolor que nacía exactamente detrás de las costillas.  Todo daba vueltas para Pam que no entendía eso de los pesares. El dolor es una cuestión sencilla pensó Pam, es ese estado en el que nada funciona y sientes por primera vez que eres la profunda y devastadora nada. Pam conocedora del placer y de las buenas horas miró a su alrededor y aca...