Pare de sufrir: Ese toxic toxic boy

Comienza cuando eres niña e incursionas en los dulces con colorantes, son rojos, verdes, radioactivos. Te los pasas por la lengua, los chupas, sabes que tienes que dejar de acercarte al asiento de Margarita o Andreita o de la mona, la que vende los dulces a la salida del colegio. Pero así como que en clase de biología te imaginas repasando una y otra vez el maldito dulce, así mismo te sacas los 200 pesos para pagar a la salida y luego quedar con ese hastío de colorante, ese revuelto de estómago, esa inquietud de querer más hasta que se te devuelva todo y quedes ahora sí verde como el dulce sabor limón - sandía. Luego a algunas les llega a otras no, esa primera borrachera, la mía fue un cinco de enero de 1995, estaba tan llena de Johnny Walker que vi a dios y canté abarajame la bañera, un clásico de todos los tiempos con el pantalón desabotonado, con mocos y hablado en letra cursiva, mi pobre novio tuvo que regresarme a los brazos del padre y el padre guardó un silencio sepul...