Pam: las alergias
Es de noche y hace frío, los jovicales talla 37 se enredan entre uno de los cien mil baches de Bogótica. Pam cae lentamente, cae walkman con los Rolling Stones, cae maleta azul, cae el portafolio lleno de fotos del gato que se encontró en una ventana, cae Pam contra el asfalto mojado de una tormenta de diez horas, perro mojado, blusa del colegio llena de barro, carita con moretón de impacto y un arañazo con alguna esquina, algún gancho, alguna cosa desconocida. -Me caí- dijo Pam mientras temblaba, un me caí que nadie oía porque era demasiado bajito que lo decía clavada su nariz en la calle del barrio. A lo lejos escuchó a Julián y sus patines -Pam qué haces en el piso- le dijo riéndose y moviéndose en círculos -me caí otra vez- dijo Pam con una lágrima tímida que había desviado desde la nariz y goteaba al arco de la boca. Julián la levantó y le limpió la cara -¿por qué es tan tacaña para llorar?- le dijo mientras iba recogiendo todo el conjunto pamesco caído en desgracia. -Soy una tarada y miope, sólo estaba en clase de matemáticas y no vi el hueco, de tanto borrador y calculadora- Julián se acercó con las cosas en la mano y le besó la frente - es una fan de los decimales, reconózcalo-
Había un poco más en la Pam de la noche y la poslluvia pero Julián no pudo verlo, porque la acompañó una cuadra más arriba y le besó de nuevo la frente -eleve los decimales a la mierda potencia y si eso no ayuda, llame al chapulín colorado- Pam sonrío, sonrisa de perro mojado, ojo rojo, pelo poseído por las gotas de lluvia ácida, barro, mocos, arañazos. Se bañó con agua tibia, se puso baby soft en el pelo, se mimó con algunos talcos traídos de venezuela, pero ni así podía desterrar la evidencia. Toda la noche, el barrio escuchó una tos seca y dolorosa, que le sacaba los pulmones a la pobre muchachita de la esquina de la 27 sur con 73, toda la noche se revolcó buscando agua mientras la madre la sostenía y los hermanos encendían el carro para llegar al Hospital de los Verdes.
Ficha de ingreso médico Hospital de los Verdes
Historia clínica No: 2293343
Nombre: Lucrecia Caballero Riviera
Edad: 15 años
Padre: Joaquín Caballero
Madre: Alicia Rivera
Dirección: calle 27 No 73 - 28
Motivo de la consulta: tos seca, ampollas en todo el cuerpo, dolor de cabeza, imposibilidad de respirar, dolor en el pecho.
Enfermedades: migraña
Alergia a medicamentos: Si No X
Otras alergias: A LOS GATOS
Medicamentos: neosaldina en gotas
Firma de los padres: __________________________
Pobre Pam, una vena ha sido pinchada por una enfermera redonda y rosa, Pam delira sin poder morder y patear, costumbre adquirida desde las hepatitis virulentas del sexto grado. En la cabeza pasan cinco imágenes como una pesadilla, un gato asoma la nariz, intentando descubrir la polaroid, dos, una patita rosada se define y atrás se ve la cama destendida de Pam, tres, Pam abraza al gato y se le ve clavando su nariz en el cuello del animal, cuatro, el gato y Pam se miran fijamente como diciéndose mentiras, cinco, el gato solo muestra la cola rota, la foto está borrosa y no se comprende el vértigo del momento.
-La niña se pondrá bien señor sargento- dice un médico con cara de plátano verde, -¿tiene usted mascotas? según me cuenta ella...- Joaquín Caballero, conocedor de las mentiras de Pam hace un cuidadoso inventario de las tortugas, los dos caracoles, y el hámster -también tiene un perro- dice con preocupación. El médico acercándose un poco más mira a la madre, -me imagino que saben de la existencia del gato- dice con parsimonia. Alicia y Joaquín se miran como en telenovela mexicana, la madre rompe el silencio -la dejé tener un gato una sola vez, pero lo tiene prohibido- el médico hace énfasis en los efectos dañinos de la malacrianza, en la falta de individuos sin moral que está agitando al mundo producto de las complacencias de los padres, luego concluye -señora, quitarle el gato no la va a traumatizar, al menos, no los va a hacer venir a media noche al hospital- Alicia Riviera se muerde la boca de la ira y procede a ver a Pam.
-El gato no está en la casa, el gato saltó por la ventana de la clase de mi profesor de matemáticas- dijo con los ojos encharcados, con la boca temblando, con el dolor en el pecho y estornudando de cuando en cuando. Alicia, supo de la tristeza de Pam, Hermozo from Heaven, popular gato callejero de las esquinas del barrio, había desaparecido y lo que Pam tenía era una pena de vacío, de angustia, de cuando el amigo más amado se ha muerto, de cuando el amor se ha esfumado tras un cerrar de puertas. Alicia acarició el pelo de Pam, la puso contra su pecho y la llevó a su cama. Pijama de pink floyd, abrazos, te amos, no estés triste.
Al día siguiente Julián entra al cuarto con un bocato y le cuenta un cuento de una mariposa a la Pam convaleciente -así, la niña se dio cuenta que no podía seguir persiguiendo a la mariposa, entonces decidió esperar y amarla sin buscarla, fue entonces cuando la mariposa se posó en su nariz- Pam mira fijamente a Julián que con un poco de miedo le dice con sus ojos verdes que no lo haga. Se levanta en medio de la tarde, a buscar a Hermozo from heaven, Julián no la alcanza -no se olvide de la polaroid- le grita sonriendo. Pam se detiene a pensar en cuántos baches más tendrá que esquivar para encontrar al gato, ahora el barro, ahora el arañazo, ahora el morado en la cara, piensa Pam y vuelve a casa para escuchar a Ben King i won't cry, i won't cry, no i won't shed a tear just as long as you stand, stand by me and darlin', darlin', stand by me, canta desafinada mientras corta un par de orejas de gato en una cartulina vieja y las pone en su cabeza. Pam, está llorando, tanto como el corazón de Bogótica pero al mismo tiempo, sonríe hasta el último acorde.
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