Nosotras las desqueridas y las bienamadas

Oh nuesto eterno melodrama, qué haríamos las latinas sin las telenovelas y sin vernos ahí en la escena de mayor rating cuando estamos tiradas en el suelo con el corazón desangrado ¡Juan carlos, Gustavo Adolfo, Carlos Iván! por qué me haces esto, por que me dejas aquí sin ti, tan desolado mi cuerpo como mi alma ¡que yo no soy nada sin ti! ¡que sin ti me muero! luego es el zoom a la boca agónica y torcida del llanto, al pelo enredado mezclado de saliva y lágrimas y deviene luego el alarido argggggggg ¡que no te vayas no! al fondo se ve un avión partiendo o un hombre guapo de manos duras cerrando la puerta de un golpazo o en su defecto una ventanita de skype que se cierra.
Por supuesto esta telenovela no sería lo mismo sin banda sonora, suenan entonces las canciones de antes de la partida que son melosas, dulzonas y luego viene un mini - video a manera de recuerdo mostrando las escenas más azucaradas de cuando éramos bienamadas. La cosa termina en la peor escena de indignidad de las mujeres: el puto arquetipo de la mujer abandonada y como ya lo hemos dicho ella no es nada sin él, no es más que un guiñapo, un trozo de flesh sin sentido, una cosa ahí hecha lágrimas, nariz de reno y ojo de conejo. El esperpentico sólo podrá salvarse si aparece un Juan sebastián o un Victor Felipe o cualquier nombre de galán latino, que la salve de nuevo y que entre a disputar el amor que Antonio José o Carlos Miguel repudió.
En mi teleserie se me derramaron las lágrimas, grité y al final paré y me
dije -¿que?- ¿debo matarme así por cosas tan simples como desapegarse,
como abandonarse, como ser coherente y leal a lo que pienso? me sequé
las lágrimas y dije ¡corten! no es la primera vez que siento perder un
amor, no es la primera vez que fracaso, no es la primera vez que estoy
desquerida. Después fue el ataque de Feng Shui que nos da a las
histéricas, quería que todo quedara tan limpio como mi alma después de
tantas lágrimas. Vamos entonces a cómo sería la escena de nuevo.
Ahí está Liz sabiendo que se va a quedar sola ¿qué significa eso? no tenemos ni la más remota idea, lo que si sabemos es que Andrés Ibañez, uno de sus tres mejores amigos, llega en un avión desde Berlín, que le va a decir mona como cuando tenían 14 años, que le va a contar historias del asia, que le sonreirá y la llevará a cumplir el sueño de conocer por fin la Costa Brava. Liz se detiene a pensar y dice ¡Juan, Gustavo, Iván! si lo que han hecho es amarme, que me quede yo con ese recuerdo bonito, con esa energía alebrestada de las primeras llamadas, con esas miradas tímidas de las primeras escenas que capturan el alma de las televidentes en shorts.
El capítulo termina con Liz cantando salsa, mientras se prepara a escribir la última historia del libro en el que está trabajando, ya no vemos un esperpentico sino una niña de vestidito de verano cantando "diariamente, yo me curo, de lo duro que fue vivir sin ti, diariamente te lo juro, aunque me agite aveces la desesperación, cuando le falta la cura a mi desesperación" la niña sonríe, mueve esa caderita latina de 90 centímetros y escribe para seguir curándose. Al final se da cuenta que siempre ha sido una bienamada, temporalmente desquerida y continuamente melodramática, esta historia sin embargo, queda en continuará. La única moraleja es que por favor intentemos hacer que coincida la ruptura con otra luna que no sea la menguante, los adioses en medio de ibuprofenos y Kotex "28 días contigo" no son muy fáciles de llevar.
Comments
J