Pam y Julian:Under the Bridge
Pam estaba triste, no eran sus lunas, pasaba que por primera vez se le habían acabado los chicles de fresa y el chocolate amargo. Se sentó en el filo de un puente y pensó en tirarse pero al ver los carros pasar se le ocurrió que quizás lo que necesitaba eran nuevos sueños. Se fue caminando a casa, mientras se imaginaba a si misma como una señora llena de gatos y perros, se imaginó que se caía dentro de un hoyo negro y sin fín, todo eso pensó Pam, cuando de repente mientras entraba en su casa sonó el teléfono gris de la sala -¿alo?- en el fondo de la línea la voz de Julián era como aire fresco después de caminar bajo el sol de 40 grados. -mona, a las 2 estoy en tu casa, tengo un fast car y nos podemos ir donde quieras- Pam comenzó a mover el piesito derecho marcando la percusión de una victoria total.
Cuando Pam abre la puerta ve a Julián y su maleta -ay Julián aveces siento que no tengo un compañero y que la ciudad es mi única amiga- Julián que conoce los colores de Pam, saca de su maleta un precioso bolso rojo con el nombre de la ciudad preferida de ambos - alista la maleta niña intuitiva, nos vamos para el lugar que siempre has soñado- Pam corre, calzoncitos de corazones, un traje de baño del mismo color del mar, una pijamita donde su cuerpo se siente seguro, un vestido lindo que le prestó una amiga. - Espera Pam, aquí tienes un cuaderno para que escribas tus historias- Pam lo toma entre sus manos y empaca lo último que le falta, un boligrafo color Pam.
Por la vía de la carretera que va hacia el fin del mundo de ambos niños, se escucha el zapping ininterrumpido de la radio, como en un mosaico de canciones pasan tantos faroles como rayas en el piso, -dile a papá que me voy de la ciudad, dile a los chicos que no volveré más- canta Pam en la banda sonora de su pequeña cabeza - en la autopista las rayas bailan como coristas de cabaret, quema los rascacielos, quema los tribunales, quema todos los bares porque no voy a volver- Pam está ahora feliz, juega con Julián a comer honguitos y liberar princesas, salta en su silla, le hace fotos a Julián ¡siente el viento!
-Julián ¿y si me pierdo y si me muero y si no vuelvo a ser la misma?- Julián la mira con los mismos ojos que siempre le gustaron a ella, la contiene como solo la tierra puede contener a la tierra, la lleva a navegar por los recuerdos, la toma de la mano para cruzar la poderosa avenida del bucle del tiempo -tu siempre cambias, nunca eres la misma- pero ella, frágil, sigue en la caida libre esperando que él la salve como en los tiempos de otros amores, del álgebra que no entendía, de los debates aburridos en clase de filosofía, de las niñas bien del colegio de las hermanitas francesas.
Por un momento Pam deja su arrebato adolescente y se queda mirando a Julián mientras almuerzan en el camino, se da cuenta que es un guerrero que re inventa algoritmos cada vez que pasa de una estación a otra, imagina que es de otro mundo, un artista que ha quedado suspendido entre en mar y las algas, que flota allí creando únicamente con el pensamiento, Pam duda si está hablando con él o solo conversan conectados por la mágica enredadera de ella y por el poder súbito de las ideas de Julián. Están en medio de un pueblo blanco azotado por las olas de un mar mítico que dicen por ahí, se enamoró del mistral.
-Julián ¿cuánto tiempo hemos estado hablando en este pueblo blanco?, dime que tenemos 15 años y que eres mi mejor amigo, mi amor platónico y mi alter ego- Julian que sigue suspendido como una idea intermitente, le responde - Pam han pasado 16 años- Pam se asusta, cierra, abre los ojos y se da cuenta que el mar está al frente de ellos y que la gente pasa caminando -murmullo de una oración minúscula y dulce, murmullo de tu respiración, ruge mistral medio dios - reza Pam y mientras se entera que ya tiene una arruga, Julián la toma de la mano y bailan salsa en un puerto perdido de la costa brava, la gente aplaude, les toma fotos.
Vemos a Pam bailando en la casa de Salvador Dali, vemos a Julián caminando en sus palabras, inventando significados, pensando en árboles. Los Vemos a ambos riendo con chicharras suicidas que se estrellan en el panorámico. ¡Julián! dice Pam - i don't ever want to feel like i did that day, take me to the place i love, take me all the way - Julián le sonríe y ella piensa que una cosa si es cierta y no tiene la textura de un sueño: ella tiene puestas unas braguitas de corazoncitos y tiebe una libreta de apuntes y él nunca ha dejado de amar los patines.
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