Pam: Crush


Pam envidia con soberana ira a las mujeres, no entiende como pueden lograr amistades donde se cuentan todo, hablan de los chicos, arman pijamadas y lo que es más misterioso, no piensan en cómo matarse efectivamente y lograr que la sangre de mercurio no se regenere ni una sola vez más. Pam odia con un odio incontrolable la forma como las chicas del colegio hacen alborotos por tres hombrecitos de 15 años que conquistan el parque en sus tablas o el patio del colegio con sus balones de fútbol. Con una pasión desbordante al entrar al salón de noveno grado, decide ser una de ellas.

Ahí está Natalia, mujer de 15 años, sin amigas y tachada como la peor bruja mitómana del colegio, para efectos prácticos a Pam le sirve que cualquiera le enseñe los secretos del ejercicio de la feminidad, ese oscuro y enredado lugar que no comprende, porque le han faltado días enteros de colores rosa y dictámenes como ¡no te ensucies! ¡ponte bien ese vestido! ¡mira que linda cocinita te he comprado! Pam está convencida que ahora leerá la Cosmopolitan y entenderá el trasfondo de "como hacer feliz a tu hombre", comprará la tú internacional y podrá hacer el test "eres una chica fresa o eres una vampiresa".

Después de varios ritos de iniciación de Natalia en los que reza pasar por el parque para recibir piropos, decirle adiós a un chico guapo y ponerse relleno en el sostén talla 32 para parecer más mujer, Natalia le comunica a Pam el legado mayor con una sonrisa de oreja a oreja que la hace ver como una máscara siniestra ¡pam, tienes que conseguirte un novio! pero no un novio común, debe ser máximo un año mayor que ella, sobresalir en cualquier actividad y ser alto, tener amigos y besar bien. Natalia anuario en mano de un colegio masculino le muestra a Pam los posibles candidatos. Pam asqueada por cierto, pero siendo víctima de la maldita adolescencia decide por uno de ojos grandes y sonrisa bonita, se llama Fabián y pertenece a un club reconocido. Último movimiento ir al colegio masculino.

Desde aquí podemos ver a Pam con cara de acontecimiento, como siempre mordiendo el tallo de una florecita, moviendo los pliegues de la falda colegial, tomando su mochila de un solo lado para parecer más fashion girl que cualquiera ¡pero dónde se metió ese muchachito! Natalia corre desesperada a preguntarle a un exnovio mala leche si lo ha visto y Pam prefiere ir a la biblioteca a conseguir ese libro del que tanto habla el profe de música. Cuidado Pam a lo lejos está una luna que se pone botas punteras y come un sandwich de atún, ojos profundos. Pam piensa que es un buen momento para que la soundtrack de su corazón ponga una canción de Everclear o de Stone Temple Pilots. Que cosa, el corazón late rápido y a Pam le dan ganas de morder un bocato de cereza. Se llama Julián, tiene 16 y unos lindos ojos verdes. Pasando por encima las éticas de lo que una señorita debe hacer le dice que tiene unos lindos ojos, él le responde que tiene una linda boca color carmín y unos preciosos jovicales talla 37.

Volvamos al punto, creo que ese día no sonó Everclear, sonó Radiohead y lo que pasó fue un rotundo error. Ese día las rutas se perdieron, el destino se enredó, las palabras se dijeron como no debieron y la historia cambió, un sólo gesto y la historia cambió. Vemos tres meses después a Pam buscando como escaparse de su casa en la noche y corriendo hacia un autobus para ver Camille Claudel un montaje de danza en el Teatro Libre, vemos un beso dulce y con alas en un tronco de un barrio triste, vemos una mano que se estrecha por entre los faroles de la Candelaria, vemos a Pam hecha un ovillo de razones y confusiones.

Pam con las uñas de colores y la camiseta grunge se esconde en su cuarto a escribir poesía para Julián y en el día se pone su falda corta y su sombrero, habla de la cosmo, ríe poniendo su cara de medio lado y tiene un novio guitarrista de la banda del colegio masculino. Digámoslo así tiene dos vidas. En la realidad oculta vomita los tacones y la música pop, en la realidad evidente canta Mana y tiene un labial que definitivamente no le queda. Regla de oro de una señorita, que nunca se den cuenta que tienes dos vidas, las señoritas son de un hombre y pertenecen en un mandato eclesial al silencio del hogar.

Volvamos al punto, si se ama con delirio lo que uno es pero no lo puede ser por este tipo de patrañas ¡que viva la doble moral! por eso Pam juega que es Camille Claudel y sigue mordiendo bocatos, escribiendo poesía para Julian y besándolo sin ese odioso título de novia. Pam escucha Garbage y baila mientras se pone la máscara que Natalia le enseñó. No le da miedo que Julián la deje porque nunca ha sido de ella, propone con un acento serio frente al espejo, siempre dejarlo ir. Amén Pam así fue, este año 1995 te coronamos como la reina de la tragedia ¡lograste convertirte en mujer! Wathever...






Comments

Anonymous said…
Pam...L-.. No se...
Daniela said…
Lo ame, lo ame de verdad.
Liz Korner said…
Pam y L son la misma, es terrible lo autoreferencial pero hay que exorcizarse. Dani gracias por estar aquí, por leerme :)
Anonymous said…
Sí. Ese día sonó Radiohead. Pero adentro también se pudo oir Everclear, Maná, STP y Garbage. Todo al mismo tiempo como solo Pam podría quererlo y contenerlo. Afuera fue casi un solo silencio del que algunos alcanzaron a exprimir apenas fragmentos. En el intersticio y sin que Pam se diera cuenta, unos ojos abismales y efímeros escucharon todo. El eco permanece. Pam avanza como una polifonía hambrienta que devora el universo, y crece tanto que se queda sin espacio. Sigo el eco de esa partitura que el papel no puede contener. Pero Pam puede reescribir su melodía como nadie, como un hermoso palimpsesto al que puedo seguir porque el único lugar en el que cabe es en el espacio de unos ojos abismales, interminables.
De este lado el papel también se agota y tengo que deconstruir mi partitura para reinventarla. Sueño con una mano que arremete contra el papel y ambas partituras, la de Pam y la mía se arrugan simultáneamente, pero mientras se destruyen se rozan dulcemente. De vez en cuando encuentro a Pam en los pliegues del papel y las melodías se tocan en las aristas hechas de besos alados, de palabras compartidas, de lugares comunes a destiempo, de amores y desamores paralelos. La mano sigue haciendo aparecer más pliegues mientras las partituras se siguen reescribiendo adentro, cada vez mas polífonas y mas complejas. Afuera el papel no alcanza. Los palimpsestos incontenibles se transforman. Y en el intersticio, los ojos infinitos desapercibidos continúan escuchando.

Julián.
Liz Korner said…
Oh!!! mi adorado Julián extrañaba tanto tus letras :) ¡emoción!

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