Adamaría de los Santos Bertre


Calor se siente en el rancho de tejas de zinc y casi chispea el techo del sol que le cae al medio día. Luisa no suda, sus 75 años la hacen resistente, con pelo blanco y libre, con su cara de negra maravillosa y bruja, revuelve con los misterios de sus antepasados un poderoso bebedizo - te pongo amol lìquido y agua, coco y maguey, que la niña que beba estos mares, se ponga bonita, goldita, como el fluto de tu albol, que se llene e' vía-   Los espíritus y muertos que ya la conocen, suben al coco y al maguey, bajan al coquito, se arrastran por la polvadera y se pierden en la caña del ingenio, regresan atontados por la magia de Luisa y le dicen - que se haga la voluntá del señol, que la mujer florezca, que de fruto. Pero plimero, hay que limpiale la baliga, que no hay maí ni hay hijo sin nío- la casa huele a flores y el mar se pone bravo. El perrito Guardían estira la trompa, los muertos han hablado y Luisa ha cocinado dos botellas de amor para mujeres que quieren dar fruto. 

Adamaría de los Santos espera agitando las manitas y ve a Luisa salir del rancho. La mira con sus ojos de noche y le pregunta - saludo Luisa- la vieja hermosa le apreta un brazo -saludo mi niña, ¿sabe tu marío que viniste poel bebedizo?- Adamaría que se guarda el secreto le dice -¡no va mi marío a querel se´ pai!- Luisa sabia, le sonríe -hay cosas que manejan lo hombre´, hay cosas que manejamo la mujere polque sabemos lo secleto´ de Dió, te hice dos botellas, ya tu sabe´. Como la mujel que vino y se fue pa´nueva yolk, le di una botella pa que consiguiera esposo y otra pa sel mai- Adamaría de los Santos se queda mirando - ok, pero ese, no e´el caso mío mi negla- Luisa la ve alejarse y le dice -cuidao con eso q va a quedá preñá, cuidao polque en 15 día ejperará un muchacho y en un me, no tendrá luna- 

Adamari, se planta frente al mar,  sola con las botellas y se las pone bajito en la barriga. Si es hembra fregará, limpiará y amará, si es varón trabajará para el ingenio. Mira al horizonte y ya se imagina frutando, voluptuosa, preparada como las mujeres de la comunidad, se imagina caminando bajo su sombrilla blanca por las polvorientas calles,  con su muchachito al que le va a poner Domingo de Jesús. Se queda pensando en Alberto Darío, que llegará del ingenio con un hambre feroz, ella le cocinará el arroz con habichuela porque no hay plata para la carne guisá. Luego le hará el amor salvajemente bajo la luz tenue de la única bombilla y sabe Adamari que cuando el niño se arme con la fuerza de los espíritus del coco y el maguey, ella lo sabrá porque se detendrá la máquina de la zafra y hará silencio y habrá agua. Eso lo sabe Adamaría de los santos, no hay camino para la sequía si se siguen pariendo niños. Se estemece y con su boca joven se bebe el primer trago, le grita al mar - como que me llamo Adamaría Antonia De los Santos Bertre, que seré maí justo el día de mi cumpleaños 15 - y sonríe esas perlas blancas..

Comments

Antiesperanzo said…
Feliz y con secreto. Mmm... No me había percatado de esa grafía tan particularmente bonita del nombre... Me llevan muy lejos estos retazos de irreal realismo, todavía con su rastro de sal y arena. Entiendo más y más cuando hablas de lo cotidiano, de la vida así en su plenitud afilada y tersa.

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