Pare de sufrir: La mala racha
El cosmos conjura la mala suerte y se alimenta de las malas vibraciones del aprendizaje humano. Te crees medio diosa, te crees mamasita, te crees brillante y entonces viene la sabiduría de la mala racha y tu ego de maravilla te tira a la consabida mierda. Cuándo todo va bien existe una posibilidad bien grande de que todo se vaya al foso y lo único que puede hacer uno con esa maldá que se le viene encima, es hacerle frente. ¡Quién dijo miedo! apréndanse mi mantra ¡mala hierba nunca muere y a esta no la mata ningún mal pensamiento! casi me matan las enfermedades pero las toreo día a día porque a mi no me vienen a joder y nací con un trapo rojo entre el bolsillo. La mala racha demuestra tu nivel de templanza.
Así es. He hecho de todo para curarme el cuerpecito maluco, la tusa eterna, la berraca culpa tan femenina y tan romántica. Al final uno es bien narciso como para creer que todo lo que acontece es una cadena de sucesos despertada por el grado de perversidad propia, de nosotras, las Evas, las pecaoras. Pero al final ni eso, al final ni la culpa tenemos, como sí un alto grado de responsabilidad por no ponerle límites a ese enamoramiento excesivo por la vida y por nuestras pasiones. Me dio de todo, algo así como un cocktail ideal para envidiosos, como si las malas vibras hubieran hecho una tercera conferencia y hubieran acordado atacar a la monita esa tan feliz. Como si me hubieran hecho un rezo con magia india, como si hubieran dicho ¡la paga por cresta de ola, por presumida y por fueron felices y comieron perdices!. Pero a ver, si las malas rachas se explicaran sólo por eso... pero no, al parecer responden a un aprendizaje vital sobre la frustración y la capacidad de saberse frágil.
Yo andaba por el mundo con mi maleta de rueditas y una playlist que sonaba a cumbia, clásica, punk y electrónica. Iba por el mundo con lo que una mujer necesita: libros, autogobierno, música y un par de amantes. Iba como la protagonista de un cuento feminista bordando emancipaciones, contando historias y cosechando pequeños y minúsculos triunfos en las arruguitas de las manos. Pero luego fue la enfermedad, las fiebres, las migrañas, los castigos. Me atacó el rumor como a los 15 años, pero uno ya tan toreado, tan experto en ser señalado por "rarito", pues dio básicamente igual. Mis amigas me dijeron que era culpa de un chamán perro y herido, otras decían que todo lo que subía bajaba y había llegado el ocaso, las más cercanas me dijeron que llevaba una vida de excesos. Yo la verdad vivía... con infiernos y cielos y como cualquier mortal con beca colciencias.
Pero me fui volviendo flaquita, algo así como un gusano spaguetti, como si me hubieran chupado la energía a punta de insulto, mala palabra y humo de porro. Me dolía el cuerpo, era como un dolorcito de mujer, me dolía el útero, lugar de mi creación y mi profundo amor. Empecé a castigarme por enferma, es que yo no me veía así, tan frágil como una tagliatelle recién hecha y además como si me quisieran comer pero antes de eso me imprimieran la tortura de estrellarme contra una pared. Un día enferma armé las maletas y me fui al único lugar donde me pueden cuidar y desde entonces mi dieta fueron vitaminas, besos y aguita de jengibre. Una bruja me dijo que yo era una gitana y para soportar los dolores me imaginé como una artemisa con un lobo blanco ¡que dijeron! a mi no me matan con dos portazos en la cara, yo no me rindo. Es que nací con una cierta valentía rodeada de un gran amor por el masoquismo (que aclaro estoy trabajando), o sea soy una muchachita tradicional de lo más promedio en América Latina.
Volví a ser espiritual, a mirar con pureza mi pedazo de cuerpo, a amarme de a poquitos como quien toma caldito de pollo (aunque mi religión me prohibe comerme a mis congéneres) así toda garza he andado despacio y mi historia es un eco de muchas mujeres, si es que el desamor, los hijos de puta y la enfermedad nos dañan, nos chupan y sobre todo, nos vuelven indestructibles. Agradecí no perder el juicio, no darme por vencida... si las mujeres que vieron la masacre de Chengue no se matan y las Kurdas liberan su patria en medio de plomo, yo no voy a darme por vencida con todas las violencias encima mío. ¡Ja! como dice mi jefe loba -les peino el moño- y así ando, levantándome, cantando canciones gitanas, brujeando, comiendo como una ameba y esperando a que me digan cuándo por primera vez me abriran mi mujer, para curarme mis dolores. La cirugía hace parte de esas injusticias del sistema de salud, de tener que aguantarte egos médicos, demoras del sistema y pelearme la sala con otro millón de almitas enfermas a punto de quebrarse, lo mío es mambo al frente de ese black metal.
Pero bueno, mírame a los ojos si me quieres matar, porque... yo no te voy a dejar. Las malas rachas develaron una cantidad de sabidurías: soy humana y frágil, me equivoco con frecuencia, no pongo límites a tiempo, no comprendo el valor del autocuidado como principio del pensamiento liberador, oscilo entre el odioso triángulo víctima, victimaria y salvadora. Soy ingenua y aveces muy buena, doy demasiado y tengo un preocupante altruismo, me relaciono con sociópatas, amigo el ratón del queso, no importa de qué partido eres, lo importante es que al humano lo enferma el poder. Si a tu amiga la engañan, no te metas en lo que no te importa y si tus amigas te dejan cuando estás mal, resulta que o querían meterte en una cadena tipo anway o nunca les importaste.
La autodestrucción te demuestra que eres una completa pendeja quinceañera, no creas en nada ni en nadie, hasta que los hechos no hablen por sí mismos, la mayoría de la gente te dice de frente lo que piensa, sólo que aveces ni se dan cuenta , aprende a escucharlos y no a hablar tanto, ´ponle armadura a tu corazón - patrimonio, no se lo entregues al primer cerdo. Desconfía de las hambres masculinas y de las seducciones porque estas últimas esconden utilitarismo, que tu ego no te meta en una relación tóxica y consumista. La gente envidia, algunas veces lo he sentido... no cuentes nada importante de tu vida, a nadie le importa sólo a tus padres y a tu terapeuta que se gana 120.000 por cita. Tu vida es bien aburrida y no tienes el poder que te venden los posters de la publicidad, tu poder va acerca de la capacidad de tolerar la frustración y de no perder la esperanza nunca ¿de qué? de lo que quieres hacer con tu vida.
No les creas cuando te digan dramática, la estás pasando mal, necesitas cuidado y nadie te puede cuidar ¡solo tú! uno no madura con los años sino cuando decide en libertad y cuando cuestiona lo aprendido en la cueva de sus padres y crea una vida propia. Si la gente no es honesta ríete, tu siempre vas adelante porque debes serlo contigo. ¿Gustarle a todo el mundo? ¿para qué? se lo que eres, no andes montando ficciones para luego decepcionar. Habla claro sobre lo que quieres y sobre lo que no, porque a las mujeres nos enseñaron a hacer lo que no queríamos y si ya te liberaron disfruta, tu sabes lo delicioso que es estar sin pesos culturales. Prepárate porque ser mujer requiere valentía, no chingues a las otras, merecemos cuidarnos pero si una compañera se porta mal, díselo, habla con ella, construye... no será tu mejor amiga pero es un valor mínimo por compartir con la condición subalterna más antigua de la historia.
La soledad es un momento de autoconocimiento poderoso. Créete la valentía de cerrar de un portazo la realidad de vivir con un maltratador, un jonky o un mantenido... véte, no lo resguardes, no te sacrifiques, no pierdas... hemos perdido bastante. Todas siempre tuvimos miedo pero si una mujer puede parir, menstruar (hay que tener corazón de amazona para lidiar con nuestras cuatro lunas) te aseguro que tu puedes todo. No te masculinices, no tienes que ser la chica cool o la niña - niño para que te amen o para ser feminista, lo puedes hacer con tacones y tutú si te da la gana o puedes concebir lo femenino desde algo más que las modas, no demuestres nada ni expliques nada, que hablen tus acciones. Si estás mal no te regodees en el tango y el tequila, escucha música feliz, lávate la cara, llora, pero no te vuelvas un teledramón, no te digas mentiras, lo que necesitas es hacer duelos sanos. Un clavo no saca otro clavo, sólo se te enredan dos clavos y luego te tienen que extraer el corazón. No creas en las triangulaciones de "la otra de mi pareja" no te le creas el cuento al sociópata que eres celosa, mala, poca - cosa, el poder de los hombres y las mujeres abusadoras es borrarte tu identidad y ponerte la que ellos quieren ¡no te dejes borrar! y si te borran te dibujas con una nueva paleta y los mandas al infierno.
No te quedes con las migajas, mejor tenerte completa que sobreviviente de guerra. No dejes que nadie pase por encima tuyo... ni la cultura, ni la tristeza, ni el sistema, ni la guerra, ni tus desgracias personales. Te lo digo yo que he estado en el infierno y sobre todo en esta tierra tan impune. La venganza es una pendejada, aunque aveces tenga ganas de esperar al médico que me calla en la cita, al que me plagia, al falso sentimiento y al ex - novio mentiroso, para decirles como es que son vueltas. Mejor me siento a ver cachorros humanos y de otras especies. Me engolosino con las bondades humanas, porque a la moral hay que alimentarla de buenos sentimientos y volverse malo es de lo peor que le puede pasar a uno, si es que uno vino fue a gozarla.
En las malas rachas así sean de dinero, haz lo que te gusta, no lo que te cuesta ¿de verdad eres feliz pasando la banda de la master card? no me lo creo. Cuando eras cachorra gozabas con cosas más profundas... encachorrízate, vuélvete mocosa cuando estes mal. Eso significa comer algodón de azucar, besar los perros, buscar el pecho de tu madre o de quien haya representado ese papel. Jugar, brincar, montar bici, reirte. Conéctate con tu arquetipo, las culturas tienen muchos tipos de mujeres y tu también eres una de ellas en algún momento de tu vida. Todo lo puedes, ¿no ves que estás viva? confía en ti pero no te vuelvas arrogante, acostúmbrate a ser justa contigo... si ya sabías todo eso entiende que yo estoy aprendiendo
. ¡Maestra vida! cuantas gracias debe dar uno por las malas rachas.
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