Pare de Sufrir: el desprincesamiento

 

 Una amiga me pasó un libro de esos que hablan de los príncipes azules. El libro para resumir hasta lo que he leído, caracteriza a los hombres y los pinta como una gran máquina consumidora de cerveza, adicta al fútbol y desconsiderada,  un príncipe que "tira la ropa y no baja la tapa del inodoro". me di cuenta que antes que dejar de buscar al príncipe azul hay que dejar de ser tan princesa.  Pero primero contestemos la siguiente pregunta ¿es usted una princesa? respondamos de verdad con la mano en el corazón y no en el libro de Simone de Beauvior o de su disco preferido de punk. Nadie la está viendo más que el fardo consistente de la cultura y de su vida, responda si o no:

1. Las mujeres  son más guapas si son blancas, ojiclaras y flacas o en su defecto flacas y caribonitas
2. Ha considerado operarse porque no tiene suficiente busto, suficientes labios o demasiado de todo
3.Ha creído que no levanta (seduce, conquista) porque no está buena
4. Cree en el amor de la vida, una media naranja, un alma gemela que la estará esperando en el altar 
5. Cuando conoce a un hombre lo primero que le pregunta es sobre su trabajo, le examina la ropa y califica o descalifica según estos estándares.
6. Cuando comienza una relación le preocupa si él no quiere casarse, o no vivir con usted. 
7. Cree en el reloj biológico, piensa que una mujer a los 30 sin hijos es una perdedora
8. Quiere casarse por el altar católico y que sea una boda de millones.
9. Cree que los hombres son todos infieles, todos iguales, a todos les gusta el fútbol etc...
10. Siempre le gusta el canchero fanfarrón de la fiesta, la estrella, el gringo o el que tiene plata
11. Valora que no le suelten el carro y que mejor él maneje
12. Piensa que es muy débil para las cosas operativas de la casa o de fuerza, para eso están ellos. 
13.Sus pucheros no tienen pierde, usted simplemente hace un puchero y el mundo se moviliza.
14. Cree que los treinta son el final de los tiempos si está soltera y sin hijos
15. El mundo gira alrededor de su libreto de amor, está esperando esa chick flick de su propia vida. 
16. No concibe el amor entre lesbianas o toda la gama de identidades que existe ahora. No permitiría que un transexual o un travesti eduque o sea funcionario, allá en las peluquerías están bien
17.La conquista consiste en que usted nunca paga y se hace la difícil, que pague él y se merezca el sexo, mejor manipuladora que fácil.
18. Una mujer se hizo para dar vida, si no lo logra o es una desnaturalizada o está enferma y rota, si aborta es una completa hija de ...
19 Usted se merece todo pero su pareja no, mejor dicho, que la atienda, la cuide y la mime mientras usted hace lo que se le da la gana incluyendo calentar orejas e histeriquiar con los admiradores. 
20. El cuidado de los niños y la casa nos toca a nosotras porque es instintivo o porque así tocó.
21. Es normal que nos digan martica, lizita, fulanita, porque somos mujeres casi rosas incorporeas.

Puedo seguir hasta la saciedad, si contestó más de cinco preguntas afirmativas está en un bajo nivel de princesamiento pero no canté victoria, usted en su interior quiere que su vida sea una postal de vivieron felices y comieron perdices... no pierda el tiempo,  las mujeres la pasan más bueno que las princesas y no necesitan más que los cuidados de todas las personas porque se autogobiernan. Que dicha ser libre y saber hacer con la libertad no malestares egocéntricos o formas de masculinizarnos, sino maneras de ejercer el poder propio y de gozar con el universo particular de uno. 

Creo que la mayoría de pendejadas que se metieron las princesas en la cabeza, son relatos de otros tiempos, de mujeres que no concebían sino una forma de serlo, teniendo un cuerpo social donde todos hablan qué es lo que se debe y lo que no se debe hacer o ser. poniéndonos trabas sobré cómo o qué se espera de nosotras. De nosotras se espera que seamos felices y para eso necesitamos un mínimo de autogobierno, que no se limita a una noche de escapada con las amigas, sino a permitirnos tener una vida, más allá del amor y de la pareja.

Yo no hago aquí una propaganda contra los hombres y a favor de la soledad femenina, tampoco les digo que no se casen aunque el que no recibe consejos... jejejejje. Pero lo que si es relevante aquí es la justicia, desprincesarse significa ver cómo hemos dejado que sean injustos con nosotras por el hecho de una división por allá en la prehistoria que ya no cabe bajo ningún sentido porque ni cazamos ni recolectamos. La justicia es simple, no te chingo, no me chingues, no te dejes chingar. Pero la cosa es más compleja porque no nos damos cuenta que somos princesas, incluso el otro tipo de princesa que es la warrior princess, la ruda, que habla de feminismos pero quiere que su chico la lleve, la traiga y le pague las cuentas. De manera que para volver a hablar en este blog de manera frecuenta y ya no abandonarme a mi cápsula de desprincesamiento, ese será motivo de otro post.

Justicia es la palabra clave, el problema de la princesita es que lo quiere todo, sin negociaciones y en la vida real las mujeres también ceden, no para dejar que se vuelvan la fregona o la escoba de los hombres sino para acordar con ellos como pasarla mejor. Cada quien sabe qué injusticia está haciendo o permitiendo en este momento con quien ama y aquí  en Colombia que tanto hablan de transición, estaría bueno que pasaramos de princesas a mujeres, terrenas, cíclicas y autocuidadoras. Lo que venga después de ese proceso es fácil, porque una mujer no espera a un hombre ideal, sino que conoce a los hombres de verdad y decide con quién puede construir sin que ese hombre se reduzca a un especimen, un reproductor, un proveedor o el papá de una. Tal vez a nosotras nos toca humanizarnos porque tanta vaina eterea, tanta metáfora de la princesa, la muñeca, la rosa, ha terminado por despojarnos de nuestra materialidad y nuestro poder,  y nos ha vuelto más bien bobas y sosas chillando siempre porque nos mimen y nos consideren, cantaleteando y poniéndonos feas por dentro. 
  
No le podemos dejar la responsabilidad a los hombres cuando a nosotras nos crían para reinitas que tengan hijos hermosos y una boca callada solo para hacer catarsis con las amigas, aunque es cierto que nos han llenado los ovarios de rosarios, cruces y ganas de ser princesas. ¡No! ser mujer tiene que ver con otras cosas, no sólo con el amor y las relaciones de pareja, no somos satélites de las relaciones amorosas o afectivas, somos un universo tan complejo que tendríamos que comenzar con nuestros ciclos y también con nuestras taras y nuestras fortalezas. He descubierto que entre mujeres perdemos mucho tiempo intentando entender al amor y a la vida desde la pareja, nos hemos perdido de hablar de temas interesantes -aunque esto está cambiando de manera determinante- siempre hay mujeres diferentes y excepciones a la regla, que dicha que ya no necesitamos ser nada más que lo que cada una quiera para sí (bueno las que somos privilegiadas),  que la cultura la podemos cambiar de a poco, pero los males estructurales como la inequidad, la brecha de la clase social y las demás luchas feministas se tienen que librar en otras arenas más públicas y con más amigas y amigos. Mientras tanto, mejor ser una mujer latinoamericana que una princesa del medioevo a la que seguro le tocó vivir una vida contra su voluntad.   


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