Telenovela

Roberto Rubalcava Photography
Cuando Camilo pinta no piensa, dice él que sólo siente, unas veces el calor del sol de la tarde o la música de Hauschka o esas heladas que se cuelan por entre el apartamento sin calefacción, al pie de un cerro viejo pero verde y vivo, cerca de las calles empedradas que antaño construyeron los viajeros conquistadores, los que llegaron desde la península. Pero Camilo no es ese tipo de artista, pinta porque le da la gana, pero en realidad la magia que hace, el trazo que se lleva su nombre es una cámara fotográfica y una de vídeo. Le hubiera gustado ser pianista, le hubiera gustado conocer a Isabel.
Cuando Isabel baila lo hace imaginando que teje con sus pies y con sus manos movimientos que dan vida a seres míticos, digámoslo así, seres que sólo existen en la cabeza isabelina, animales inventados, plantas con problemas de amor y a Isabel le gusta que su cuerpo crea que está dentro del mar, porque es el único sitio donde se siente segura. Isabel imagina a Camilo de muchas maneras, esta segura que el pelo le llega a los hombros, un pelo desordenado, ondulado y con algunos rastros de mimos de madre. Si Camilo tiene boca tiene unos labios medianos, bien definidos, fuma pero solo cuando se siente perdido, bebe sin ninguna excentricidad, lo hace como disfrute.
Los dos personajes de este relato no se conocen. Isabel no es bailarina, es oficinista pero baila, baila mucho sobre todo a las cuatro de la tarde cuando ya todo está hecho pero tiene que esperar a que sean las cinco para ir por su abrigo, marcar la tarjeta y abrir el paraguas, Isabel baila y se inventa mientras le da vuelta a un lapicero, mientras dibuja círculos eternos. Camilo es menor que Isabel, no tiene relojes que le vigilen el tiempo porque el tiempo que habita es eterno y flexible. Si Isabel y Camilo se encontraran a él le gustaría la poderosa curva de su cintura y como se deshace y se vuelve a hacer en todo su cuerpo, si Isabel lo encontrara le gustaría su manera de sonreír y su cara de frío, se quedaría pensando como tocar con dos dedos el pecho de Camilo, haciendo que caminan dos piececillos feroces hasta reconocerlo, hasta aprenderlo para poderlo dibujar en dos movimientos.
Si Isabel y Camilo se encontraran él le preguntaría dónde había estado todo este tiempo y ella le hubiera respondido que escuchando jazz y tomando tinto, entonces Camilo le hubiera dicho que la última vez fue muy ingrata y ella le contestaría que eso sucedió sólo por un malentendido entonces él la invitaría a bailar por los sórdidos salones de nostalgia y ella se dejaría llevar. Esta es la escena en que Camilo e Isabel se besan desesperadamente hasta que a ella le sangran los labios y a él le duele el corazón, esta es la escena en que Isabel desearía quitarse el vestido y dejarse ver las lindas bragas que se compró en woman secret, este es el momento pero por supuesto no sabemos que va a pasar, porque no todas las veces las historias terminan así. En las calles lluviosas de Bogotá va una chica de vestido negro y medias rojas con zapatitos bailarina y al lado va un muchacho flaco casi abrazándola, pero solo casi. No se conocen porque él entra a ver una película vieja en la Cinemateca y ella sigue recto hasta el lugar donde sacan las fotocopias más baratas de 30 pesos.
Comments
Precioso!