Investigar la Guerra


Son días duros en Colombia. Inauguro mi trabajo de campo con un nudo en la garganta por los muertos, por las muertas, porque este país duele y duele hasta el dolor de cabeza, hasta el vómito porque no lo entiendo, no soy capaz de reconocer qué es lo que sucede y cómo sucede. He sentido un fantasma siniestro en las noches, algo que se pega a las orejas y al pecho, que se instala en el vacío del estómago, que me atrapa, creo, que si existe una palabra para definirlo se llama terror.

No es fácil situarse como socióloga, como antropóloga sin involucrarse con el dolor. Si no estuviera sintiendo el miedo, el terror de lo siniestro quizás estaría loca o enferma, pero creo sano y necesario llorar después del trabajo de campo, escribir aquí en este diario auxiliar, en el anonimato del mundo virtual. Cuando me pongo la camiseta de la observación participante soy liz y muchas más personas, he intentado en una labor de ponerme en los zapatos del otro, como dice Veena Das, sentir sus dolores, su desarraigo, las horas perdidas de su soledad, la ausencia, la oscuridad de la impunidad. No es fácil, la gente me dice que no debería hacerlo así, que yo soy investigadora no militante y ¿acaso la antropología no es en esencia activista? pensamos el mundo de diferentes formas para que hayan muchas más salidas que la bala y la masacre, que el blanqueamiento y la colonia, eso claro es nuevo, de unos treinta o más años para acá, cuando por fin se escucha la voz de la antropología periférica, de los otros paradigmas.

Las voces que ahora me rodean están llenas de ira, de locura. Parece que el dolor deforma los rostros y los cuerpos de la gente que lo siente. Los cuerpos son mapas tanto como la geografía de este país, en la cara de los campesinos está la tierra que dejaron, de la que se apropiaron los paramilitares, las transnacionales, las petroleras, los gamonales y las guerrillas, ahí mismo también está toda la historia de la muerte, del despojo y de la huida. ¡como no me van a doler esas caras, las historias, las fotografías, los gritos ahogados, las miradas perdidas! algunas veces dudo acerca de cuál es la realidad del país, si son estas historias de región desolada, apaleada a machete y motosierra o es la Universidad, los amigos, las calles pobres y rotas de Bogotá. La esquizofrenia de este país me enferma como me enferma no poder comprender el dolor.

Investigar la violencia en Colombia no es una fórmula mágica de estos son los buenos y estos son los malos, las causas no son tan claras como pensábamos, las dos únicas que tengo claras son la concentración de la tierra en unos pocos y el mantenimiento de la oligarquía criolla, el resto es difuso, una historia de servidumbre y de pasiones de hombres, de machos armados. Las consecuencias son peores de entender, aquí el más malo es el más bueno y el más bueno puede convertirse en un minuto en el peor perpetrador. Investigar con tanta emoción tampoco es saludable, cada tarde llego como una uva pasa, como si me hubiera pasado un siglo, dos siglos, cinco siglos de dolor por el cuerpo, como si ahora me doliera el ancestro indio y el negro, como si me habitara esa mujer sometida, campesina, silenciosa, como si las muertes de toda mi ascendencia me dejaran cicatrices en el corazón.

Sigo, no paro y cuando creo que debo parar no voy al trabajo de campo, me tomo una cerveza con mis compañeras del doctorado y hablamos, hablamos sobre la academia y ser mujer en ella, sobre la necesidad de colaborarnos y apoyarnos entre nosotras, sobre las historias familiares de dolor. Hacemos chistes sobre Bourdieu y sobre la intelectualidad provinciana de este país, nos reímos de nosotras y nuestros miedos y yo quedo otra vez lista, mochila en mano, grabadora, cámara de fotos, un lapicero y mis eternos tenis. ¡uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida! duele pero no se hacer otra cosa, duele pero amo este oficio.


Comments

Cissc Turmequé said…
Cuando leo lo que escribes me convenzo cada vez más de la suerte mía, de haber topado a esta profe de Proyección social que me ha llevado a los rincones más recónditos de la imaginación académica y a decir de manera orgullosa !yo estoy en esto gracias a mi profesora de Proyección Social!...gracias de verdad, tú te mereces lo mejor y creería que has logrado cosas increíbles....
Anonymous said…
Cuando sera que nos toca investigar sobre el amor, sobre la amistad o sobre lo que es un amanecer limpio?
Rabiarte

Popular posts from this blog

Pam: cuando te pierdes te encuentras

Filias

Mi cuerpo está, yo existo: sanando la endometriosis