Desagravio a mis arrugas

Me pregunté por qué todos obsesionados y obsesionadas con la juventud, claro está que cuando tenía 20 la gravedad no existía para mí pero del resto lo mismo, obvio me canso pero por lo sedentaria que me volvieron los 30 y claro que no aguanto embriagarme y vomitar como poseida pero es que eso era divertido a esa edad, ahora me gustan otros detalles de la rumba como sentir la música, ver los colores y envolverme en esa alegría efímera con un montón de desconocidos. Por eso me descubrí las otras dos arrugas en la sonrisa y la verdad me gustó mi geografía, un rostro lleno de historias que se vuelven como dice mi sobrina "palitos" en la cara, caminos que se trazan de tanto repetirse, de ahí que llegué a mis ojos y me gustó ver que se correspondían con las de abajo y que yo estaba madurando muy hermosa porque esos palitos hablaban de cuanto me he reído, se veían en las esquinas de mis ojos las bromas con mis amigas del colegio, con mi familia, con mis amores, se veía en la de la frente, como no paro de cuestionar, de enfatizar y también de rabiar ¡que soy una mujer, no un robot!
Cuál es la insistencia por volverlo a uno liso y sin expresión o el adefesio de la cuchi - barbie como nos dicen en Colombia a las de 30 y más. Cuál la necesidad de plastificarse y de ponerse tetas, culo, botox y demás. Creo que las personas que lo hacen son cyborgs, son poshumanos pioneros que arrastran el cambio social, orgánico y tecnológico, pero yo sigo siendo más hippie y conservadora. Después de mi cirugía por razones de salud me siento el cuerpo extraño, como si se me fueran a salir las vísceras por los huequitos que hoy son cicatrices. Por eso mismo no me densifico ni me estiro, porque me da susto que después me autoperciba como un dibujo animado agujereado. Envidio la valentía para intervenir el cuerpo pero prefiero mi genética famélica y poco curva.
La madurez es como una oportunidad deliciosa. Veo como nos asemejamos más a los árboles, nuestros primos. Cuando chicos son frágiles y flaquitos, su verde es lindo y sus ramitas todas simpáticas, pero cuando ese árbol es un árbol hecho y derecho su corteza es rugosa. Es fuerte, para cortarlo se necesitan motosierras porque él mismo es imponente y sus ramas frondosas y protectoras. Me gusta imaginar que mi corteza se pondrá rugosa y áspera, que será invencible hasta que decida empequeñecerse y como dice mi abuela Margarita, volver a la tierra porque me llama. Por eso noto la belleza que hay en las etapas de la vida, desagraviar mis palitos en la cara que se asoman orgullosos diciendo "esta es tu cartografía, cuanto te has reído, cuánto has confrontado". Nos bastaría enamorarnos de nuevo de la verdad y no del simulacro de estar por siempre jóvenes, de no asemejarnos a la mercancía sino a la naturaleza y ahí estariamos todos pomarosos, todos guaduales, olivos, robles o guayabos y nos haríamos sombrita y nos abrazaríamos las ramas.
La próxima vez que alguien me diga que me quite la arruga del caracter, le responderé que respete mis palitos, los he elaborado como se pule una piedra en el río con el agua que la moldea. Así que los demás que sean cyborgs yo me pido ser pomarosa.
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