Pare de Sufrir: Yo de bruta, que me puse.

No soy reincidente, digamos que no soy la buena ex - novia que llama borracha o que siempre lee las cartas pasadas y llora, no vivo anhelando cada segundo al novio del bachillerato, ni al hombre marcador, ni al ex más reciente, no, de niña aprendí que la peor equivocación era volver porque nadie cambia, ni siquiera uno mismo y porque lo que se dañó se dañó y existen treinta mil posibilidades de encontrar un nuevo cafre que te haga la vida a cuadritos. Qué le vamos a hacer, no puedo decir que soy de malas, sino que tomo malas decisiones, elijo siempre adictos a y niños de, así que voy por la vida pasándola muy bueno y también queriendo morderme el codo de lo mal que la llego a pasar. Probé de todo, fui al bioenergético, a la acupunturista, al psicoanalista, a los doce pasos para mujeres codependientes y  hasta donde una bruja, pero nada pudo cambiar mi destino telenovelesco y dramático con los hombres, sí, eso no es culpa de ningún dios, de ninguna persona más que de mi misma. 

La verdad los hombres son honestos, sólo necesitas veinte días de observación de su rutina y escuchar muy atentamente porque siempre te dicen la verdad en esa luna de miel, pero como en ese momento la serotonina te tiene en modo cerebro de babosa lo verás divino e intachable, todo un príncipe azul. Sería 1997 cuando mi ex en uniforme colegial me dijo: lo nuestro no tiene futuro y yo recuerdo que caí en depresión, casi pierdo once e intenté reconquistarlo hasta que lo logré, diez años después me di cuenta de que él tenía la razón, no teníamos ningún tipo de futuro, pero como dicen las mamás "yo de bruta que me puse". 

La lista no termina ahí, tuve que aprender a escuchar y a observar a las patadas, porque no era tan natural para mi saber que en las relaciones de pareja es importante parecerse, tener respeto, tratarse con igualdad y ser leal, o tener por lo menos los mismos sueños. Todo lo contrario sucede cuando lees mucho las revistas para teenegers e incluso a Ana Karenina, tratado moral para mujeres que te dice: si no eres sumisa, absolutamente fiel y te casas por dinero terminarás suicidándote. Eso también lo vi en El Amor en Los Tiempos del Colera, Fermina Daza tiene que casarse con el doctor y encontrarse con el mujeriego de su ex solo hasta la vejez cuando el esposo muere y ella se escapa con el amante bandido por el  Río de La Magdalena, por cierto muy decrépita, pero finalmente feliz, hasta la mona de Andrés Caicedo termina matándose en los excesos por ser una burguesita caleña caída en desgracia por libre. Pasa en el siglo XIX, en el XX, pasa en el XXI, aquí de modernos solo tenemos una guerra globalizada y el metro de Medellín, pero si usted es nostálgico véngase a Colombia que aquí las mujeres vivimos en el siglo tras antepasado.

Recuerdo también que otro de mis ex, me dijo en las primeras citas: -no quiero tener hijos porque no le veo futuro al mundo, no me quiero casar porque soy ateo y no creo en el matrimonio, no quiero comprar nada porque odio la propiedad privada- yo nacida en una especie de élite obrera quería hijos para darle futuro a este platanal, cerrar el compromiso de amor con un ritual y además comprar un apartamento donde meter el hocico en la vejez y no terminar como Ana Karenina en las vías del tren. Pero dije la palabra mágica: cambiará por mí. EL pobre hizo todo lo que pudo a regaños y terminamos por irnos el uno del otro porque mi lloriqueo era insufrible y su frialdad comunista solo quería irse al campo a sembrar tomates. Pero... yo de bruta que me puse. 

Puedo seguir hasta la saciedad con ejemplos pero las personas que tienen un amor sano y respetuoso no es porque les haya ocurrido un milagro, es porque escucharon atentamente al otro en cambio de explayarse con sus vidas o quedar anonadadas por el brillo del enamoramiento, no, un amor maduro y respetuoso espera... observa... escucha... entiende que el otro es un humano que comete errores pero nunca negocia la dignidad, no insulta, no maltrata, si que discute, si que hay conflicto pero lo resuelve con calma y con mucho afecto. Yo de eso pontifico pero sólo lo he vivido por espacio de meses y confieso que en ocasiones me da un poco de envidia que tengan esas vidas de ponis rosados cuando yo ando en una montaña rusa de celos, control y maltrato, pero la culpa es de uno... de bruta que se puso.

Por esa misma razón no vuelvo con ningún ex, a menos que el adicto al trabajo haya buscado ayuda para conseguir una vida, el maltratador terapia psicológica y tratamiento, el celoso haya reflexionado y se haya dado cuenta que su celotipia es una patología y que obedece a carencias de afecto e inseguridad y que el alcohólico o marihuanero haya superado los doce pasos y no ande con insultos ni golpes. Como la probabilidad de que estos sujetos hagan eso es del 000000,1% creo que lo más justo es recordarlos en las tardes calmadas y pensar en ellos -como diría la epístola según mis exes -"guardianes del pasado de uno y fuente fidedigna para mi egoteca" pues guardan un poco de esa esencia que fuimos y que ellos conocieron. Se les manda buena vibra y ya, adeu, que andar como el cangrejo hacia atrás solo le luce a él, ningún humano que se respete puede caminar hacia atrás todo el tiempo.

Talvez algunas mujeres caminamos con mucha prisa, talvéz nos dijeron mentiras como que nos quedaríamos vistiendo santos o tendríamos que soportar estoicamente cada insulto, cada desplante, cada burla, cada "no sirves para nada" "no entiendes" o cada infantilización "eres una niña chiquita" o  que somos locas por querer un mundo más igualitario. No, no se vale volver a decir yo de bruta que me puse... una amiga comenta que no somos locas,  somos pioneras, de nuevas relaciones y en justicia con nuestras abuelas y madres. Podemos aceptar el papel de cambiar la historia pero se cambia de a poquitos y no somos la primera generación que lo hace, tampoco lo hemos hecho solas.

Creo haber practicado muy mal el feminismo, porque en medio de mi rabia y mi indignación supe denunciar mucho, gritar un poco más y negociar menos. Mi tarea feminista estaba anclada en un corazoncito rabioso, pero con los días y los aprendizajes he entendido que no se puede ser feminista construyendo un enemigo, entendí que los hombres deben ser aliados y que siglos de privilegio no se sueltan de la noche a la mañana y menos a punta de madrazos. Entendí que las rabias del pasado inequitativo tienen que ser comprendidas y superadas por cada una y que acercarse con afecto, poner límites y negarse a todo tipo de violencia no lo hubiera podido aprender en los libros sino con los hombres, porque con ellos caminé y avancé. El feminismo se trata de una sola cosa: poder, pero no el poder para acabar y someter al otro sino para lograr con ese otro proyectos transformadores, familias más sanas y libres, hijos que puedan ayudar a cambiar este tierrero.

Transito por estos días, en una necesidad de futuro, el futuro sólo se hace con el presente y teniendo claro el pasado, tan importante es la memoria que nos define para bien o para mal. Creamos la impresión de nuestros retratos familiares, soñamos con la promesa casa, carro, marido e hijo, con el tiempo nos damos cuenta que es una promesa incumplida y que eso no representa necesariamente la felicidad sino el estatus. Para mí hoy por hoy es más eficiente una visión libertaria del amor, no quiere decir esto que creo en el poliamor o esas cosas hechas para gente de avanzada, no, yo soy más vintage, yo prefiero la consigna "Ni dios, Ni marido, ni patrón, ni clase, ni raza" el compañero de la vida de uno debe saber que tiene al lado una mujer ética, respetuosa pero por sobre todo que se ama mucho a sí misma, que se sabe cuidar sola y que se pone como prioridad, porque eso le asegurará ser profundamente amado y apoyado hasta cuándo la decisión de ambos así lo disponga.

Algunas veces creo que mi horrible carácter me hará quedar con dos perros y mis amigas de siempre en la vejez pero recuerdo que el teledrama hoy por hoy está francamente re - evaluado y que prefiero mi mal genio y mi indignación en cambio de la sumisión. Y ni el destino de la soledad es algo totalmente tenebroso, quizás sea la prueba de que el mundo está cambiando y las mujeres podemos ser felices con nosotras mismas, salud por esas pioneras donde se encuentra Maryluz Mejía, la mujer que me enseñó una tarde de taller a mis 23 años que yo nací mujer pero que tenía que llegar a serlo, que muchas mujeres del pasado me habían heredado derechos y que yo era igual a los hombres pero poderosamente diferente y semejante ¡ay mi Mary, mi Mary Mejía! como me cambió la vida esa tarde y no hay marcha atrás pero... yo de bruta -que sabiendo la teoría y teniendo la experiencia- me puse a olvidarme de mí y a poner a otros en mi lugar, hasta ahora me declaro en un proyecto de mujer plena, voy sin embargo por esta egoteca animando a hombres y mujeres a joder menos la vida y gozárnosla responsablemente a ver si el lenguaje construye realidades y yo me vuelvo más justa por lo tanto cada día más lista y sin ponerme a nada que no desee.