Muy doctoras pero muy pendejas
Mis amigas son exitosas, una logró hablar francés en menos de un año, sacarse un master, trabajar para una uni francesa, la otra está en Harvard -donde la conocí- una abogada especialista en filosofía moral -I mean- La otra es una enfermera que pone todas las obras de la ciudad en marcha (la doctora sabe todas las triquiñuelas de la salud ocupacional) una más acompaña a una empresa alemana en investigación de enfermedades raras, la otra es médica, psiquiatra -que te puedo decir- la puta hostia.
Esa es una breve descripción de mis amigas, estoy fantásticamente bien acompañada, no hay duda, no se puede plantear, somos inteligentes, guapas, exitosas, pero... muy pendejas. Por alguna brujería no sólo de las hormonas, de la biología sino también de la cultura y su legado pesado y soso, hemos y algunas seguimos, sufriendo por amor. El fokin amor, la cosa más sobrevalorada de estos tiempos y no digo que no exista pero... andar sufriendo por amor es más bien asincrónico. Finalmente las mujeres podemos entrar al mercado laboral, tener plata, guita, pasta. Pero no es suficiente, por más independencia económica, por más ovarios para dar la cara al mundo laboral, por más wonderwoman que podamos ser, la casa, lo privado, sigue siendo una pesadilla.
Sí, nos da miedo estar solas y algunas veces cuando por fin entendemos el valor de la soledad y hemos comprendido que lo mejor está por venir ¡chan! aparece un hombre, nos entregamos y el ciclo vuelve a comenzar. Es una especie de bucle siniestro cuando el enamoramiento pasa y emerge una especie de otro en mí que los posee y la verdad no dudo que a ellos les pase lo mismo -por lo menos conmigo es inminente- pero ¡por favor! en un segundo desaparece la profesora, la doctora, la jefe, para que emerja de entre las sombras de cada una ¡la pendeja!
Sírvanme un valium con vodka para soportar los ataques del novio loco que lo cela a uno hasta con la fregona de la cocina, un diasepancito para esta mujer exitosa que no sólo tiene que atender toneladas de pacientes sino también aguantarse la falta de carácter del amante, una valeriana para ella que ha soportado estóicamente al histérico y su vaivén de te quiero - no te quiero, o a mí, pobre de mí que parecía la protagonista del resplandor y no podía largarme de él, más o menos el coro de Psycho killer de talking heads me quedaba en pañales, hasta arañazo, empujón
y mordida mortal me gané.
Hay una correlación importante entre el éxito y la estupidez emocional, una especie de ausencia de perspectiva, una falta de evaluación objetiva de lo que está pasando y terminamos con el ojo aguado llamando a Francia, gritando con aullidos un s.o.s a la amiga psiquiatra y también a la que le pone los pies sobre la tierra a una, sí, reincidimos, sí, recaímos y esto va más allá de la codependencia, esto es rock and roll, esto es adicción a la heroína, esto es como si uno se cayera al abismo y ni por todas las Beauvoir y las Woolf pudiera salir del atolladero, no hay libro, ni joint, ni película, ni spa que aguante, aquí nos llevó el diablo, nos jodimos.
No importa de qué talla seamos ni cuántos diplomas cuelguen en el estudio, no importa cuánto sacrificio hayamos hecho por superar al maltratador, al controlador, al mantenido, al celoso o al utilitarista, hagas lo que hagas ahí están ellos para recordarte que el mundo no ha cambiado, que las teorías feministas no sirven para un sorete cuando estás enamorado y que ya no podemos seguirle echando la culpa a las telenovelas y a Tango Feroz, no podemos con los ejércitos de patriarcas que se produjeron hasta nuestra época. Tampoco podemos librarnos del ejército de muchachitas machistas que los seguimos acogiendo en las faldas porque es que me voy a quedar sola como la tía solterona, como la flaquita/gordita buena onda, como una monja, como una fracasada.
A decir verdad nosotras damos miedo, no es que yo haga un uso indebido de mi narcisismo aquí, eso ya es de conocimiento público, no, aquí estoy afirmando que las mujeres preparadas y empoderadas damos miedo y no sólo eso, aquí el dicho -así me gustan, bravitas- nos lleva a otra dificultad, nos volvemos el fetiche de algunos y los fetiches se curan follando, así que no habrá más que un poco de lo mismo, follamos, nos dejamos, soy una mujer libre ¡pero que te den hijodeputa! eso al final tampoco nos hace felices, aunque eso sí, nos da un minichute de tranquilidad saber que no somos Godzilla.
Nos volvemos con el tiempo muy exigentes, pero ¿cómo no? La lista del hombre ideal no tiene los lugares comunes tiene un "quiero un hombre emprendedor, responsable, respetuoso que no me joda la existencia y que haya por lo menos revisado algunos de sus daddy issues- ¿mucho pedir? no, claro, pero aunque nadie lo crea, estamos frente a una especie de hombres en vías de extinción. Los años 80 nos regalaron parejas absolutamente incapaces de dar ese tipo de cosas y lastimosamente eso también va para nosotras, tanta consentidera y mimos produjeron un espécimen de niño de mamá incapaz de hacerse cargo de sí mismo y por lo tanto inútil para compartir la vida.
Sí les estoy hablando desde la indignación para pasar al otro lado del río ¿que coño hacemos? esto es una espiral de lloriqueos y kleenex, un batallar que año tras año se repite, pero cómo puede ser que siempre dé con un maniático del control, un maltratador, un hijito de mami que espera que le resuelva todas sus neurosis, yo es que me maravillo con la lista interminable de hijos de puta que han pasado por mi vida. Con el tiempo me volví una mala novia porque la desesperanza me hizo pensar que no existía NADIE y que lo único que tenía y con lo que contaba era con mis diplomas y mis ganas de comerme el mundo, pero de hombres... de hombres y una mierda, mejor háblenme del conflicto en Gaza o de qué carajos hacer para dejar de producir tanta mierda mundial de manera sistemática.
Creo firmemente en el poder femenino pero ni por cienmil círculos de brujas, psicomagia de Jodorowsky, I ching, tarot, noches de luna, mujeres lobas y demás vamos a poder frenar la avanzada de desgracia que se nos viene con el amor. A nosotras nos queda un trabajo incansable con el desmonte del amor romántico y en esas estamos, nos queda pelear contra el sentimiento de orfandad y las ganas de ser barbie ejecutiva, nos falta creer más en que la postal, casa, plata, marido guapo es una trampa capitalista y que verdadero poder es decidir sin miedo qué hacer, cómo, cuándo y con quién o quienes. Pero ellos... ellos necesitan mucho trabajo y desde mi rabia quedo impedida para decir qué es lo que necesitan cambiar, tal vez a ellos les pasa lo mismo que a nosotras, nos sienten de manera similar o están hartos de ser usados, pero existe una evidencia histórica que nosotras estamos en desventaja y que aún cuando logramos aventajarnos y ser pro choice y you can do it, terminamos dominadas por la más antigua y poderosa arma de neutralización de las mujeres: el amor romántico y todas sus patrañas.
Comments