Pam: Zoom
Aquí es cuando comienza a sonar The Clash, es el despertador de todas las mañanas. Un pie permanece desnudo buscando el piso, siente el frío de la baldosa. Entonces hay un paneo de la ciudad de Bogotá gris, llena de autos y señores de traje y señoras con iluminaciones rubias en el pelo. Desde remotas épocas, ser rubia es ser chic así el pelo se parezca a una sarigüella muerta, a pelo de ardilla, a ese color amarillo quemado del berol o de la caja doble de prismacolor.

Entonces como un vientito de ventilador, ve una sombra de pelo largo, como la versión criolla de flash pero con 10 kilos menos, sombra que entra en la ducha. Pam despierta y corre pero es muy tarde -Mamá dile a Esteban que me deje bañar- lo dice golpeando la puerta con todas sus ganas, pelo en la boca, baba y profunda ira, eso si evitando las patadas. Esteban la mira por encima de la puerta flotante de la bañera, y con una risa malévola grita -le gané lenta- lo dice con sorna y Pam se siente miserable por saber que deberá esperar una hora mientras su hermano intenta despercudirse de tanta mala onda, de los arrancones de la Pepe Sierra, de la estrellada que le hizo al carro de papi, de la chica chilena que se rumbió la noche anterior y de la plata que malgastó llevándola a pizza Hut. Pam se pone los zapatos de Esteban y golpea la puerta sumiendo la madera hechiza y vociferando - todavía tengo su camisa de Joy Division bestia infernal-
Así son todas las mañanas de Pam. Se suicidaría sino fuera porque Esteban ha olvidado una Handycam modelo 95 en la mesa del comedor, silenciosa, Pam abre la caja, zoom, zoom a la caja, dice la mente retorcida de la directora. Pam susurra -puede ser que adentro esté la cabeza de la chica chilena, puede ser que Esteban haya robado cardenales, les haya cortado el cuello y pinte sus cuadros de la universidad con sangre y visceras, puede ser que...- iba a seguir comentando, cuando la camarada madre se para detrás de su menudito ser -Lucrecia caballero ni se le ocurra abrir esa caja de su hermano- Pam estira la trompa, ¿es necesario para ser madre aprender a decir dulces palabras como ni se le ocurra, ni la menor posibilidad, ni siquiera, porque no y demás negaciones de la lengua castellana? mientras planea como hacerse a la Handycam el trueno de la camarada madre retumba en sus castos oídos que solo saben de punk inglés y grunge de Seattle -a bañarse señorita Pam-
Frenético cambio de tiempo...después de ese día Pam se levanta muy temprano y prepara jugo de naranja para su hermanito, como una gata amorosa y coqueta, se le mete en la cama y le acaricia la cabeza -despiértate pato, patito, despiértate- le dice y Esteban salta gritando -mamá ¡Pam se parece a la niña de Poltergeist ayúdame!- no bastan las chocolatinas jet que invierte en su tormento, ni tampoco que le haga la cama durante una semana, tampoco que le ponga mensajes en 88.9 -este mensaje es para Esteban Caballero, te amo hermano, eres genial, nunca cambies- todo eso le parece a Esteban como una psicosis que un día terminará con las tijeras de la cocina en su cuello y todo eso no basta cuando a él le vuelve el alma al cuerpo después del negocio que Pam le propone -todo esto lo tendrás si me prestas un día, ¡un sólo día! tu handycam-.
Esteban mira la risa de perro de Pam, zoom, zoom a la risa de perro de Pam, zoom a los ojos desorbitados de Esteban y entonces le dice -está bien, Panela, sólo quiero una cosa- ahora Esteban, como todos los cachorros Caballero arruga la nariz y Pam sabe irremediablemente que le pedirá su mayor tesoro. ¡Acción! Pam comienza a respirar una y otra vez sin parar- rítmicamente - y Esteban llama a su mamá: -Aliceee, Pam se està torciendo y ahora retorciendo- Alicia (camarada madre) corre y la encuentra tirada en el piso, con las manos torcidas, hiperventilando - que te pasa- dice, y Pam balbucea -qui- e - re la ca - mi - se - ta de Jo - y - di vi - si -on-
Pam no muere sólo necesita respirar al ritmo de los mortales, no como la batería de Brand New Cadillac. Sube a su cuarto y busca la camiseta. Toma un auto bus que dice Universidad Nacional, cruza hasta llegar a la facultad de Artes, entra y ve una sombra de pelo largo golpeando un lienzo. Estira la mano con la camiseta, Esteban la recibe y de nuevo arruga la nariz -gracias lenta, pero no hay ni la menor posibilidad- zoom de la cara de fracaso de Pam: pelo en la cara, ceño fruncido y mueca traductora de sin sentido Pam es ahora la que arruga la nariz y... zoom: -maldita bestia infernal- dice entre los dientes.
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