Posts

Showing posts from April, 2012

Pam: las lunas

Image
Vemos a Pam mirando el techo mientras muerde la cabeza de un lápiz número 2. Es de mañana y no hay colegio, lo único cierto es que hay unas ganas de morirse impresionantes. En las noticias  el titular cuenta cómo las ballenas quedan apresadas por las innumerables bolsas plásticas de gente desalmada que compra, y compra, y compra. A Pam se le llenan de lágrimas los ojos. Luego en el teléfono grita Pam con voz de mal humor, ¡alo! y una voz tímida responde: - ey, soy yo Sergio- Pam mira el lápiz con desidia - ¿qué tal? - Sergio piensa por espacio de un segundo qué es lo pertinente para decir, en la mente rápida hace tres algoritmos diferentes cuyas salidas siempre llegan a un lugar común: va a tirarme el teléfono haga lo que haga, diga lo que diga. - Corazón ¿quieres ir a montar bici o a caminar por el parque? - Pam estira la boca como coati perdido... suspira - bueno está bien, a las cinco- acto seguido tira el teléfono.  Vemos a  Sergio y a Pam en el parque del Sol, ...

las libres asociaciones

Image
Mujeres en la conmemoración  de la masacre de la Rochela  2011 la pequeñita no paraba de sonreirme  Cuando mataron a Rosa yo estaba en un café, intentando irme de un mal novio que me golpeaba y me decía permanentemente que estaba loca, que mi familia era disfuncional porque mi mamá no me tenía comida caliente cuando llegaba y que dios (porque era católico) lo libraría de tener un hijo mío porque mínimo saldría drogadicto. Yo le estaba viendo esos ojos que de por sí eran lindos porque era un hombre guapo y exitoso, al que no le faltaban mujeres ni tampoco trabajo y entonces sonó el teléfono y era mi madre,  como siempre que se muere alguien con ese tono entre templanza y horror me dijo:  -mija, asesinaron a su prima en Villavicencio- me quedé pensando en todo, en que era mi prima la grande, esas primas que uno ve como crecen guapas, de caderas generosas, de bocas perfectas, lindas y sonrientes.  Y mataron a Rosa y como siempre que se muere al...

Amanda que ama

Image
Y como una niña que acaba de nacer Amanda tuvo que recoger los pedacitos de su vida y volverse a criar, sin miedos, sin traumas, con un amor tranquilo y libre. Cuando Amanda niña se siente abandonada, Amanda grande le dice que tranquila, la contiene en su pecho y la levanta. Cuando Amanda niña tiene miedo, Amanda grande le quita la oscuridad y el barro de los ojos y Amanda niña se da cuenta que el miedo sólo es fango pero que se quita lavándose la cara con el más puro de los auto amores. Cuando Amanda niña siente culpa, Amanda grande le va quitando pasito a pasito con la calma de un labrador que ve crecer la semilla, el fardo de su espalda, la angustia en el estómago. Cuando Amanda niña deja de acordarse que tiene a Amanda grande, Amanda llama a Pedro José y a Luciana, que a su vez llaman a Liz Corner para que escriba estas letras.

Verónica: Los vestidos

Image
A Verónica le gustan los vestidos. Nunca fue buena para trepar árboles ni para ensuciarse en la hierba, lo de ella eran las telas de todos los colores, buscar las combinaciones perfectas entre los retazos y armar trajes de luces con la máquina de juguete que le regalaron a los ocho años. Si quiere imaginar a Vero, imagine la peor pesadilla en el colegio, una mujer más que hermosa, más que bella y por tanto inaccesible. Imagine esa bruja de ojos inigualables que le rompió el corazón, esa que usted invitó a sus 15 y que terminó por robar la atención hasta de su padre, la que en la universidad entraba y desconcentraba al profesor más temible, la que cruzaba la pierna entre los amigos y había un silencio inmediato detenido en el olor de cada movimiento de ella y su fino perfume que dolía en los machos. Estamos hablando de Verónica a quien le gustan los vestidos. Verónica no sabía que era bella, pensaba en cambio que era un poco extraña y siempre tuvo esa intuación que algo pasaba con las m...

los tiempos circunstanciales

Image
Cuando yo abría la ventana, esa ventana que traía todo el sol de los andes colombianos, esa ventana desde donde lo único que se veía eran las dos casas vecinas con sus patios y sus antenas, las notas de la música popular que cantaba a gritos llegaban hasta los barrios bonitos donde no podía vivir, porque así era la vida, había nacido obrera y antes de ser eso malo o bueno, apenas era una conciencia de ser diferente de los que vivían a pocas cuadras en casas nuevas y planeadas, con closet para todas las habitaciones, con tres baños, con áticos. Mucha gente en Colombia me negó la posibilidad de encontrar otras lices que pudieran abrir ventanas y cantar Victor Jara y rage Against the Machine hasta el cansancio, muchas personas e instituciones han callado la crítica por tildarla de mamerta, de un revolucionarismo trasnochado y aburrido. ¡Allá van los revolucionarios, esos de mochila y libros de Benedetti! un reconocido periodista que lleva mi apellido, me acusó un día de ser una muchachit...