Pam:Sergio

Dibuja: Daniel orduz
Pam siempre quizo un novio que se llamara Sergio y se lo imaginaba bajándose de una moto, medio rocker, chaqueta de cuero incluida, imaginaba ese punto medio de toda fascinación, un poco de maldad, otro tanto de bondad, un animal en la cama, un dulce de leche en las tardes, que supiera de música, que le diera besos en la nariz y en la frente, que la agarrara por la cintura y bailara rock and roll hasta el delirio, ese era Sergio.
Vamos a decirlo así, se puede soñar pero no siempre lo que soñamos es un verdadero sueño, lo que pasa es que los armamos con lo que conocemos, pero en realidad el sueño es mucho más que eso, su poder reside en que jamás imaginamos, porque no podemos predecir el futuro, lo que se nos viene. Sólo contamos con advertir que es un sueño cumplido por su textura, por ese lugar familiar del "yo sabía", eso fue lo que le pasó a Pam. Fue una mañana tranquila que no fue a estudiar porque se enfermó de las amígdalas, las tenía grandes como un casco de mandarina y no podía hablar, sólo por señas -¿Pam quieres un poco de azucar para tu te?- dice mamá y Pam arruga la nariz -bueno, tomaré eso como un no, tu maña de arrugar la nariz para comunicarte te aleja de todos los humanos, más bien eres un animalito de monte- repetía mamá. Y Pam aburrida espera que mamá salga a su vida pública para escapar por la puerta de enfrente y comprarse un helado de limón.
Manuel, un viejo amigo del barrio encuentra a Pam en la heladería - ey Pam, cómo te baila la vida? - Pam le hace señas y arruga su nariz, toma su mano y se la pone en la yugular como un cuchillo mortal - ah estás enferma de la garganta- ujúm dice pam haciendo un sí con la cabeza. La conversación sigue hasta que aparece Sergio, una mochila con dos libros, uno es de Galeano, el otro es de Nicanor Parra. - ey Manuel- dice con su voz feliz y Pam desprevenida, lame inclemente el helado de limón, - ey Sergio- dice Manu abrazándolo ¿qué pasa cuándo hay un indicio de sueño? por lo general la persona para por medio segundo la actividad que está haciendo, luego se detiene y mira al sueño, lo examina para ver si cumple con todos los requerimientos y si es así se prosigue al tercer paso y sino, continua la labor anterior sin prisas. Pilas Pam, se llama Sergio diría el inconsciente, pero Pam solo sigue aliviando sus cascos de mandarina que la han destinado al juego del silencio.
- ah parce, esta es Pam, bueno no se llama Pam, pero así le decimos todos porque le gusta Jim Morrison- Pam estira el brazo y le apreta las manos ¡click! es que todavía no le había visto los ojos. Los ojos de Sergio. Son grandes redonditos como dos mundos, llenos de pestañas largas y negras que hacen juego con su sonrisa, y son los más dulces que haya visto jamás. Aunque luego piensa que los más dulces en realidad son los de su perro Jeckyll, Pam se pierde en los dos ojos de este muchachito de 15 años, siente que las amígdalas se le han desvanecido y que aunque pudiera hablar poco podría decir, - tienes unos ojos divinos pelao- dice con voz ronca y poco clara. Sergio que es tímido hasta los huesos se ríe - gracias- Pam que sabe dejar ir los sueños de una manera profesional, se despide de ambos y se va a su casa pensando en que ha visto los ojos más lindos del mundo hominido.
Una semana después el teléfono suena y Pam baja las escaleras maldiciendo que en su casa no haya llegado aún el inalámbrico - alo, dígalo cantando- dice mientras se ríe recordando a una amiga de Cali que le enseñó esa peculiar manera de contestar -oe Pam soy Manuel, que tal una tertulia hoy, traiga uno de sus poemas y los leemos, es que el parce de la vez pasada me prestó unos libros y los vamos a leer- Pam lo piensa tres veces, no hay nada que la enferme más que la mala poesía - ¿van a hablar otra vez con ese tono de nadaismo mal escrito Manuel? si es así yo paso- y Manuel un poco ofendido con esa soberbia Pam que se cree escritora de la vanguardia, le dice - si no quiere no venga- ¡click! le ha dicho la palabra mágica - está bien llego a las 5:00- Manuel cuelga con esa sensación que deja el "está bien" y piensa que Pam es la peor egocéntrica del mundo pero también la que él más quiere, así son los amigos.
Vale, aquí no nos detengamos en el momento de telenovela en que Pam vuelve a ver a Sergio, detengámonos en el momento en que ella se percata que Sergio no sólo es un sueño, es la máquina misma, la fábrica entera, un plantío que cosecha sueños de manera industrial, es el puto fordismo del sueño. Todo comenzó con un momento simple - ¿oe Pam quieres un chicle de fresa?- Pam se queda mirándolo con desconfianza; - oe Pam quieres bailar conmigo rock and roll- Pam sigue con cara de asterisco; - oe Pam escucha este poema- Pam comienza a sonreir demasiado; - oe Pam quieres venir conmigo a tenderte en el pasto y ver las estrellas- Pam necesita un inhalador urgente; -Oe Pam eres mi sueño- silencio, maravilloso silencio.
Vale, aquí no nos detengamos en el momento de telenovela en que Pam vuelve a ver a Sergio, detengámonos en el momento en que ella se percata que Sergio no sólo es un sueño, es la máquina misma, la fábrica entera, un plantío que cosecha sueños de manera industrial, es el puto fordismo del sueño. Todo comenzó con un momento simple - ¿oe Pam quieres un chicle de fresa?- Pam se queda mirándolo con desconfianza; - oe Pam quieres bailar conmigo rock and roll- Pam sigue con cara de asterisco; - oe Pam escucha este poema- Pam comienza a sonreir demasiado; - oe Pam quieres venir conmigo a tenderte en el pasto y ver las estrellas- Pam necesita un inhalador urgente; -Oe Pam eres mi sueño- silencio, maravilloso silencio.
Los días siguientes Pam deja de escuchar Alanis Morrissette y comprende todas las canciones de Bon Jovi, se queda pensando en que el amor existe, en que bellas son las mariposas amarillas, en que quiere leer otra vez la Tregua de Mario Benedetti, en que no hay un sólo poro de su piel que no respire, los días son azules, las noches son calladas, los grillos le vuelven a hablar y no pelea cuando le piden lavar la loza, su madre preocupada le dice - Pam, no te enamores tanto, mira que el amor es una ilusión, estás flotando y cuando te caigas, ahí si que vas a arrugar la nariz- Pero Pam sigue y sigue, comiendo chicles de fresa y robando chocolate amargo, cantando las canciones viejas y mordiendo hojitas silvestres.
Cómo debe acabar el relato, ya todo el mundo lo sabe. Algunos dirán que la realidad tan parecida al sueño es como un narcótico, una droga que no acaba sino que se estalla y te remueve hasta las más finas fibras del corazón y de la memoria. Vivir en los sueños produce la enajenación más dulce y peligrosa, el placer de un bucle infinito que nunca acaba, la fuerza inagotable, los días que necesitan más horas. Usted lector o lectora, que por lo menos un sueño ha vivido en la realidad, sabe de qué le estoy hablando y sabe también que no hay final. Uno nunca se acuerda de cómo termina o empieza un sueño, precisamente porque no tiene el tiempo de la realidad. Dice Leonora Carrington que le da miedo el tiempo porque no lo entiende, dice Pam que ella lo único que sabe es que le encantan los chicles de fresa y el chocolate amargo.
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Salud! por los "Sergios" que habitan en los sueños!