Dime Bruja pero mis amigas son diosas


colombianas preciosas de nuestro viaje a Tolú 2010


Cómo voy a contra - argumentar a un hombre cuando me dice que la amistad entre mujeres no existe, que nosotras presas de los más oscuros sentimientos, nos acabamos las unas a las otras, nos explotamos, somos interesadas e hipócritas, nos marca el terrible presagio de la más temible de las emociones: la envidia. Ya sabrán que en este blog me permito igual que en mi vida imperfecta y humana todo rasgo y práctica de incoherencia, así que no voy a contra - argumentar nada, lo único en lo que puedo pensar es en qué fallamos cuando construímos relaciones de amistad entre mujeres y qué es lo que se rompe, lo que nunca se reconoce en ese momento culmen en que somos tan amigas y luego en un abrir y cerrar de ojos nos transforma, en enemigas (durante la adolescencia) y brujas (ahora mismo).

Contaba yo que mucho tiempo permanecí exiliada en el mundo de los hombres, nunca como un tipo, siempre desde mi lado femenino y si a eso le sumamos que soy miope, astigmática y que no se me dio bien la motricidad gruesa tendremos como resultado una especie de chica freaky que no igualó la destreza masculina ni tampoco se sonrojó con las excentricidades de sus amigos que hablaron con vulgaridades y brindaron en esa temeraria adolescencia de machos (cuando ser el más rudo era ganar la candidatura al macho alfa), tampoco me avergonzó verlos llorar por sus chicas o confesar que necesitaban un abrazo de su madre o verles los ojos brillar cuando se enamoraron. Me gustaron mucho los hombres porque me di cuenta que no eran ni malos ni buenos, eran simplemente hombres con todo y que aveces se portaban como hijos de su grandísima y otras veces como príncipes soñados, siempre me gustaron porque nunca me armaron líos ni duraron molestos conmigo más de una hora.

Las chicas... necesité mucho tiempo para comprender que las mujeres nos parecemos a los hombres en que no somos ni buenas ni malas, pero... en mi experiencia y puedo estar siendo muy patriarcal, las chicas estamos en los extremos, cuando se trata de olvidar decimos hasta nunca, cuando se trata de amar decimos hasta siempre, lo mismo pasa con las amigas, falla una vez, te odian cinco años, falla dos veces no te vuelven ni siquiera a saludar. No es difícil odiar a alguien, ni fastidiarse con él o ella, lo más complicado es reconocer al otro con todo lo que es, ni sagrada, ni profana dijeron por ahí sólo mujeres. Nos ponemos el liston muy alto ¿quién es la verdadera amiga? la que está incondicionalmente, la que no te va a quitar el marido ni el novio, la que no te juzga, la que no espera nada de ti, ¿la sumisa? aveces pienso que como dejamos que nos impongan ciertos comportamientos que al parecer moral pertenecen a "ser buena" esposa, dama, mujercita del siglo XIX, también esperamos eso de las amigas. Mea Culpa si soy únicamente yo y que empiece entonces la transformación, pero se piensa en la amiga como un ser sin mácula que nunca fallará y que permanecerá intacta como en una postal de eres genial nunca cambies.

Qué puedo decir ¡he fallado! durante mi estadía en Colombia desde que llegué, me he dedicado a confesar lo inestable, caprichosa, inmadura y mimada que soy. Lloré a cantaros a mi terapeuta diciéndole que hombres pasaban por la vida pero amigas pocas y que estaba a punto de perder a una de las que más quería, mientras otras, las de siempre, llegaron a secar mis lágrimas y a decirme que en vez de tanta pensadera nos fueramos a un rally, comiéramos delicias preparadas por ellas, nos abrazaramos y bridáramos porque sí y por la vida. Me detuve un momento al verme en el espejo y decir ¡sí soy todo eso! pero otras cosas también. Como en un bucle me di cuenta que la historia del exilio con los machos era una farsa, las amigas siempre estuvieron en mi vida, al mismo lado de los hombres y yo injusta y malagradecida tuve que sentirme rechazada por una de ellas para reconocer las décadas que con amor las otras han regado mi tierra, unas echandome azucar y dándome abrazos y otras recogiendo el mar de lágrimas de magdalena disoluta y despechada.

¿Hacia donde voy? no hay punto en este post, no hablo desde la rabia, más desde ese momento del duelo en que ya no hay ni negación ni rabia sino un estado límbico, extraño y hasta un poquito siniestro, un estado muy lizesco y egocéntrico en el que me digo ¿qué carajos hice? y me respondo ya sin confesionario y sí con un cólico femenino de 28 días ¡fui yo misma! en la temporada más oscura de 2011 que me quemen por bruja, pero estos días hablé y hablé de mi misma muy a pesar que mis amigos hombres advirtieron del futuro aburrimiento que provocaría. Se equivocaron. Siempre siendo yo un gran oído para unas y una boca para otras me senté cual pecadora y les dije ¡me he equivocado, no soy perfecta, no soy pura, no soy tan guerrera como me jacto en las mañanas de arrojo, no y no y no! ellas con la solidaridad de años de encontrarnos y también de perdernos, me miraron riéndose -¿alguna de nosotras si? lo único seguro es que estás loca, pero eso no es nuevo- sonrisa, vino, tequila, Chavela Vargas, Casuarina y una de Julieta Venegas. No hubo ni aprobación ni sumisión ni un ¡pero si tu eres una chica buena! lo único que han hecho estas mujeres del siglo XXI es ponerme en modo gozadera. Dime bruja pero ellas son diosas bien aterrizadas y a la que anda en la miel algo se le pega.

Comments

Anonymous said…
Entonces hagamos una revolución cultural… Creo que este puede funcionar como complemento:

http://bitacoradeunnicaraguense.blogspot.com/2011/06/feminismos-error-de-planteamiento-y.html

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