Imperator Morph o como me gusta ser Boa


Todas estas noches he soñado que soy una boa constrictor y que ando por ahí y me voy tragando cuanto pasto, cuanta brizna, cuanto trozo de polvo porque en este mundo mío no hay carne que me aguante, ya me la devoré toda y no queda más que pasto y tierra seca. Sueño que con mi cualidad de boa me voy enroscando instintivamente alrededor de un terrón de tierra y me lo mastico con mis escamas que por cierto son de colores vivos, todos papagayescos, todos gozalones.

Como soy una boa no me preocupa nada más que andar por ahí dormida o reptando, cazando a los pobres pastos que me saludan tiernos y flacuchos, verdes y largos - hola Boa, cómo amaneces- dicen con tonos dulces, más bien pusilánimes. Yo repto un poquito y otro poquito - muy bien pastico y a vos como te trata la vida- pero ya estoy pensando en capturarlo y pegarle una apretada bien buena hasta que no le quede ni una gotica de clorofila. Así es la vida pasto pastico, nada bonito dura más de cinco minutos, como dijo mamá boa, sintiéndolo mucho pastico.

Y es que mi cuerpo de Boa es una delicia escamosa y bella, imponente. Es que a las boas multicolores y vegetarianas poco les importa las cuestiones relevantes y densas de la vida, que si el calentamiento global, que los refugiados de Siria, que los indignados de España, que la Anglogold esta acabando con el agua del Tolima colombiano, no, eso a una boa le vale cinco. Lo que disfruto así siendo de esta especie rastrera y trepa árboles es que no necesito más que un buen bocado para ser y estar en mi mundillo de escasez y precariedad valgan las redundancias si es que existen. La vida mía de Boa vegetariana es andar solitaria siendo muy cercana de los murciélagos, jóvenes apuestos que buscan la noche para comer frutillas, se convierten en mis cómplices que van y vienen y que no necesitan atarse a mi cola roja, exageradamente divina. Como verán soy una boa muy narcisista pero una boa feliz.

Y así estos días amanezco con los ojos blancos como sin entender nada, un poco verde mi piel de tanto chupar pasticos. Cuando me miro en el espejo ya no soy más Liz Corner, soy una especie parecida a esos lagartos que salían en V la batalla final cuando era niña. Soy una serpiente galáctica, que vibra alto con las ondas de vida y pureza de una boa. Me gusta ser serpiente, me gusta andar sola, me gusta soñarme que tengo varios corazones y que adentro navegan pulgas de agua y que yo sigo mordiendo pasto y acomodándome en un tronquito solidario y triste.

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