Micaela la Centaura

Micaela no es muy buena con las matemáticas, por eso su padre decidió pedirle a Jules, por cierto humano, que la ayude a pasar los logros que ha perdido con el profesor Arconio. Por esta razón Micaela no pudo ir a la fiesta de peces y más bien le tocó bajar a la tierra en la noche después que Jules terminara su clase de la universidad. Por la ventana de los Corner ha entrado una luz azul que ciega, pero Jules no tiene miedo, sabe que en instantes de la luz saldrá una hermosa centaura de 13 años y pelo azul, llena de chispitas doradas su piel y de pececitos que le recorren el cuerpo, porque Micaela tiene peces en cambio de sangre y su piel es de estrellas.
La primera vez que su padre vio a Jules en la tierra supo que podría ayudar a Micaela, porque Jules era paciente y porque Micaela quería bajar a visitar la bola azul que se parecía a su pelo. Entonces le mando un mensaje en una semilla de diente de león que se perdió durante un año porque se encontró a unos amigos y armo tal fiesta que al otro día no se acordaba para que la habían contratado. Pero cuando por fin llegó Jules estaba dándole besos a su esposa y fue maya, una poodle viejita y dulce la que ladró como engendro a la pobre semilla quién muy educada le dijo : profe Jules, este es un mensaje de arriba, el pasacielos Roxco que es un centauro muy distinguido en esto de los pasacielos está dispuesto a pagar lo que sea con tal que su hija Micaela pase matemáticas este año.
Jules le dijo a la semilla que con mucho gusto siempre y cuando llegara cumplida e hiciera los ejercicios adecuados. Micaela escuchaba todo desde el borde de una escalera hecha de luces para poder llegar a la tierra, su padre ya se había cansado de enviar peluzas pues estas se distraen fácilmente y agobiado por el mal sistema de correos mandó directamente a Micaela a pedir el favor. Fue ese día la primera vez que la luz azul entró por la ventana y apareció la pequeña mitad caballo - mitad muchachita con los ojos negros profundos y su piel estrellada, eso no es muy frecuente en la tierra por lo que Jules abrió sus ojos y se quitó sus lentes y Micaela que tenía mucho miedo comenzó a comerse sus uñas. La cosa se hubiera vuelto eterna de no ser por Nidya la esposa de Jules, quien se acercó a la centaura y le tocó con sus dedos de música el hombro y le sonrío como sonríen las diosas que viven en la tierra y se casan con profes de mates.
Entonces Jules comenzó las clases con Micaela y juntó algunas lentejas y algunas manzanas, algunas pulgas de maya se ofrecieron como voluntarias para hacer diagramas de Venn, hay que decir que estas pulgas son bailarinas y les encantan las coreografías tipo cheers. Micaela adora las clases con Jules porque las pulgas y las lentejas combinan muy bien con las manzanas y su pelo azul y porque cuando su ejercicio sale bien, Jules le da un beso en la frente y a las estrellas de su piel les gusta juntarse en su cabeza para sentir el muach. Al final de cada noche Micaela vuelve al cielo por la escalera azul, pero esta noche es diferente pues habrá subienda de pececitos dorados y Micaela quiere soltar algunos y atraer a otros en su torrente.
Usted que lee, debe saber que los centauros están formados de ríos de peces y miniestrellas, ellos sirven de torrente para que los pececitos de colores y las miniestrellas se protejan y se críen generación por generación. Los días de subienda los centauros galopan el infinito y merendean pececitos quienes felices entran apresurados por sus bocas y se instalan en uno de sus ríos, esto es una fiesta inolvidable que se da cada noche de siete lunas en el mar cósmico cuando llega una bandada de pececillos de colores. A Micaela le gustan los azules porque reflejan un azul parecido a su pelo, pero también los dorados que brillan gloriosos con sus miniestrellas inquilinas.
Como contábamos, Micaela no puede ir a la fiesta porque debe un logro de matemáticas, pero Jules le dice que podrían solucionar esto de la suma y de la resta y de las divisiones si suben a la fiesta y trabajan con los pececitos. Micaela se emociona y sube a Jules y a Nidya y también a Maya y las pulgas coreográficas, por la escalera azul. Al llegar a la meseta de los Centauros donde también pastan plantitas espaciales, Roxco le da la bienvenida al profe Jules con algo de sorpresa, pero Jules le dice que Micaela es una buena centaura y que ha aprendido montones. En un montón de peluzas de dientes de león se suben los invitados y juntos salen a contar cuántos pececillos buscan hogar, cuántos han encontrado río y cuántos han sido compartidos e intercambiados por otros centauros, contar y contar es una fiesta mientras las pulgas se agarran de maya del puro susto. Ha sido un día lindo en el cielo porque los de la tierra han subido pero ya es hora de levantarse en la bola azul de los invitados.
Al otro día que no es el mismo tiempo que el día de los humanos pero se parece, Micaela va al colegio y se gana una E de excelente en mates. El profe Arcontio, un centauro viejito pero buena papa, le da como premio una miniestrella perdida que busca hogar. Micaela se la prende del pelo y se la lleva al profe Jules a la salida del cole. Ella quiere regalarle la estrella y ponérsela en su corazón en retribución por hacerla comprender lo lindo de las mates y lo dulce de su afecto, después de todo el premio es para los dos. Cuando llega encuentra al profe comiéndose un trozo de panela y Micaela piensa que él también tiene mucho de caballo y que por eso se entienden.
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