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Showing posts from August, 2010

Lucrecia: las inundaciones

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Lucrecia se cansó de la mala literatura. Hizo un té de esos que levantan y se secó el sudor frío que le produjo tanta rabia. Se dio cuenta que su casa estaba inundada, que ya no caminaba sino que flotaba por entre las siete habitaciones, pero además no respiraba, como un pez, sobrevivía adentro del agua. Las cosas por el contrario no flotaban, sino que permanecían intactas, a los ojos tierra de Lucrecia nada había cambiado, simplemente las cosas habían conseguido ese caracter de toda su vida, es decir que su propia vida sumergida y estancada no cambiaba, más bien ella flotaba como un recuerdo, una memoria perdida o simplemente como flota alguna materia humana. Lo que antes era verde ahora era azul. Decía un viejo libro en inglés que el azul es malo para la salud, que provoca serias depresiones y dolores de alma. Pero el azul de Lucrecia no era malsano, en su opinión de no ser por ese azul y las cosas intactas y el agua y su vestido que ahora formaba unas figuras maravillosamente poét...

De los dulces Excesos

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En esto de las mutaciones soy una experta. La semana pasada brinqué de exceso en exceso pero cada uno de ellos fue un maravilloso resumen de la vida que he tenido. Digamos que me refugio en los excesos cada vez que me siento muerta y un tanto aburrida. La cosa comenzó leyendo a Miller, a Anis Nin y escuchando Psicodelia, metiéndome por este cuerpo todas las sensaciones que le puedan pasar y respirando en medio de quejidos y retorcijones. Las mejores noches han sido las noches de excesos, de la música que no para de hacerme mover por entre los cuerpos y los espacios. A Yeni y Sam les debo las botellas de tequila que me exorcizaron dolores de antes, no resueltos y que no me atrevía a pronunciar. Los vomité con un grito de liberación, al otro día sólo estaba lista para enfrentar miedos de infancia y para que la noche me devolviera a la Liz de la sonrisa que no para de bailar y de mover la cadera. A Her le debo que me resucitara el cuerpo de nuevo. El milagro que necesitaba era verme en e...

Lucrecia: la tarde con Gainsbourg

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Lucrecia escucha en las tardes a Gainsbourg. Hay momentos poéticos en la caída de la tarde, cuando los colores se intensifican y la ciudad es de color ocre, una ciudad ciertamente viva y llena de pitos y semáforos. Verde y dorada con una luz que sólo se puede ver en el caribe, en estas Indias perdidas y y tercermundistas. Iba diciendo que Lucrecia ama escuchar a Gainsbourg, por un sólo ánimo: a ella las canciones del francés le hacen el amor, desprevenidamente, y de manera cuidadosa. Un vino y la música son dos cosas tan voluptuosas que terminan por besarle la boca, la boca que ella entreabre, mostrándole el rostro al sol de tarde que calienta sin violencia y que a ella también la pone ¡tan voluptuosa y tan latina! Luego las notas suben tranquilas por entre el vestido channel de Lucrecia, suben despacio como un viento de enero, suben besándole las rodillas, mordiéndole los muslos, cada vez más desnuda Lucrecia, cada vez más redondo el malbec en la lengua, cada vez más un vacío que e...

estos treinta que me besan

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De algún modo sabía que la crisis de los 30 tocaría la puerta de este cuerpo y sin embargo a esto no puedo llamarlo crisis sino más bien un exceso de reflexividad. He limpiado, tirado viejos poemas, conservo aquellas cartas de amor profundo y adolescente y aquellas de despedida para recordar que fui una bruja egoísta y libertaria. He besado los recuerdos como mis únicos bienes y le mando al viento florecitas de no me olvides para que se las lleve a esos amores que ahora no me miran o por miedo o por odio o por simple desencanto. También me he repasado, estos 10 años de andar por la sociología, mis luchas que ahora percibo difusas, mis letras que ya no brillan tanto pero que dan para criticar una buena hora. me he vuelto desconfiada, no creo en todo lo bonito que me rezan al oído y soy alérgica a las mujeres melosas que me hablan de amistades cuando lo que hay detrás es pura oscuridad, a esas las estoy odiando, por creerme ingenua y por pensar que no me doy cuenta de lo que hacen. He p...