No son suficientes todas las flores del mundo


Hoy es ocho de marzo y me han regalado una flor de plástico, si con esa flor pudiera olvidar todos los arañazos, golpes, malas palabras y discriminaciones, si con esa flor pudiera acabar con el techo de cristal, ser escuchada, ser valorada, ser comprendida. No hay flores suficientes para la deuda histórica de este mundo de hombres, no hay suficientes flores para acabar con los malos recuerdos de los maltratos y de las sentencias que nos heredaron las madres y las abuelas y que ejecutan sin pena nuestros padres, hermanos, novios, amigos, jefes y desconocidos. Hoy yo celebro estar de pie a pesar de ser mujer, hoy celebro no desvanecerme, no darme por vencida. Hoy celebro que lo he podido hacer gracias a otros hombres, otras mujeres y otros mundos en donde si podemos ser iguales.

A mí que me digan feminista, que me tachen de bruja o de magdalena, que bastante han llorado estos ojos la amargura de los golpes y bastante ha celebrado este cuerpo el goce de mi sexo. De aquí no me arrancan porque no hay ceiba más fuerte, a mí no me rompen porque estoy hecha de mercurio y de ganas, a mí no me aguantan porque soy tormenta en mar picado. Yo, la eva, la maría, sobreviví todos estos años y me doy la lucha para que las que vienen no aguanten más dolores. Trabajamos para seguir en la lucha, para curar estos corazones con heridas de guerra y parir hijas liberadoras e hijos libres, de la oscura creencia que nos hizo pensar en superiores e inferiores.

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