CARMEN

Mutiscua, en Santander del Norte, tiene los cerros de mármol, de allí salieron los mármoles para las casas de los ricos del siglo XIX, y porqué no, de los Narcos del siglo XX. Pero del pueblo también salió Carmen Rivera, de una familia agricultora, pero no de los terratenientes Villamizar ni de los científicos Rochereau, Carmen era de los Rivera Contreras, ni ricos ni pobres, pero con un común denominador con los otros: conservadores, godos azules seguidores de la Iglesia Católica y de las buenas costumbres, una de ellas, casar a las señoritas con Caballeros adinerados y salvaguardar el honor y de paso la economía familiar. Nadie sabe de dónde venían los Rivera, decían que el abuelo tenía facciones aindiadas, mientras que la abuela cargaba un aire gitano y se sabía que la sangre española corría por sus venas, que además por eso se les facilitaban las artes ocultas aunque lo negaran después porque los curas decían que era pecado. En todo caso cuentan que en la Quebrada de la Plata, h...