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Showing posts from June, 2014

Pare de sufrir: los invisibles

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Los machos alfa son una delicia, al menos eso pensaba hasta hace un tiempo, será un año atrás cuando una amiga me dijo -me están gustando los invisibles- ella, una diosa, había podido deleitarse con un hombre de esos que mandan la parada, un chico super exitoso y guapo, un líder, bocadito de cardenal para cualquier activista de derechos humanos y sin embargo, se encontró con los ojos de un chico feminista que no le interesaba para nada figurar en el red set bogotano e internacional, sólo la miró con amor y ella que se da el lujo de escoger, ese día solo dijo ¡me quedo con el invisible! y hasta hoy así ha sido.  Los invisibles. Siempre están detrás de la acción, pero sin ellos nada es posible. En las comunidades en Colombia, se nos volvió costumbre que el chico más codiciado es el comandante o de la pandilla o del bloque paramilitar o de la guerrilla. Pero en la escala más cotidiana a las mujeres nos enseñaron a amar el poder de ciertos hombres, por algo diría Rubencito Bl...

Pare de sufrir: las señoritas cheerleader

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No se cómo fue que nos responsabilizaron de ser el soporte afectivo de los manes y demás miembros de la sociedad, ocurrió  en determinado momento, cuando nos dijeron "y serás la cheerleader for ever and ever, mamasita" y ya. Después de eso, el dispositivo insertado en el cerebro de nosotras, se activa cada vez que uno ve esa carita con puchero, esa mano en la frente, esos ojos de ternero, esa fragilidad masculina que grita ¡poderes de la cheerleader actívense! y por supuesto corremos con las manos de algodón a atender al pobre pollito mojado.  Sí, por esa razón a la cultura con sus perlas inequitativas le dio por decir "detrás de un gran hombre, existe una gran mujer". Pero como dijo la pera... siempre hay un pero. Las cheerleader son de muchos tipos, pero sostienen la economía de las naciones, las oscuridades,  los momentos densos de los genios y los estados de ansiedad de los políticos. La cosa es mucho más cotidiana, una cheerleader está en el mundo par...

Pare de sufrir: no somos helechos asexuados

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En mis tiempos existía una horrorosa clase llamada comportamiento y salud, en adelante la electiva del terror. 40 niñas con listoncitos en el pelo, veíamos con algo de náusea un set de imágenes de las enfermedades venéreas, hoy llamadas infecciones de transmisión sexual. Antes de semejante trauma, las láminas sobre el sistema reproductivo de hombres y mujeres aparecía como una abstracción donde uno no terminaba de entender si esas curvaturas hacían parte de uno o cómo era que operaban. La cereza en el top era un video llamado "un grito en el silencio" más o menos una propaganda contra el aborto donde uno quedaba o asqueado, o moralmente incapaz de articular palabra.  Había un secreto en medio de todo, se sabía que a un algo se le denominaba "el sexo". Por ejemplo yo me enteré que existía primero porque no me dejaban ver las Hinojosa, una popular serie de televisión de entonces y cuando en mi casa se leía Cien Años de Soledad, recuerdo alguna que otra censura...