Lucrecia: la historia de los dos azulejos

La tarde cayó tímida por entre las ventanas, era la hora en que Lucrecia se cambiaba para esperar la noche, jugaba con máscaras, ponía el viejo cassette amarillo de su madre y cantaba con voz chillona. Todo sucedía con dulce rutina, hasta que aparecieron los dos azulejos. Uno de ellos picoteaba al otro y le buscaba por entre las plumas mensajes secretos, mientras el otro le mostraba los dientes diminutos y blancos. Eran unos azulejos dentados que no querían salir del jardín de Lucrecia. Ella se acerco despacio para poder escuchar los mensajes del más allá de los pájaros y de pronto los azulejos volaron hasta su pelo y se enredaron en su nuca, revolotearon, soltaron plumas y Lucrecía gemía por entre el salón. Un dos tres gritaba Lucrecia, un dos tres este es un sueño, pero seguían los azulejos en el pelo: Lucrecia ayúdanos somos dos ratoncitos azules, sácanos de este nido, queremos ser libres. Ella comenzó a buscar por entre su pelo: - no hay tal, ustedes son dos pájaros que llevan secr...