Esta Pena de Amor

Madelaine estaba en la puerta número 22 del aeropuerto de ciudad de Panamá cuando yo perdí mi vuelo de las 9:50 a Managua. La vi porque era inevitable obviarla, tenía un pelo rojo carmín, un vestido azul cielo que se entallaba a su cintura con canutillos y lentejuelas baratas, a partir de la cintura, su falda se abría como una sombrilla hasta el piso. Nosotros los latinos que no guardamos composturas, nos quedábamos con los ojos más abiertos que nunca mirando su caminar, su reposo, su vestido un poco roído y ella caminaba con funcionarios de un lado a otro por las puertas, con una angustia que le devoraba el vientre y le apretaba la garganta. Inevitablemente tuve que seguirla, el próximo vuelo salía en dos horas y ya me había gastado 70 dólares en la mentira del puerto libre de Panamá. La seguí por media hora y supe que hablaba un español fluido más bien exitoso para ser gringa. El aeropuerto de Panamá era una pesadilla, lleno de roncadores en los asientos y d...