Lucrecia toca la puerta
En realidad son días de exquisito dolor. Hoy amanecí con vómitos y dolores de cabeza, Iván all my days preparó unas quesadillas de desayuno y me las comí con leche de chocolate. Me disponía a bañarme como todos los días de rutina cuando llamaron a la puerta. No podía creer lo que estaba frente a mis ojos, un poco más mayor pero todavía rubia estaba Lucrecia, tenía una maleta de terciopelo rojo y unas medias de encaje. Sin saludar entró a mi casa y se sentó en el sillón blanco. - querida he venido a verte - dijo con tono pausado, -no creas que ha sido fácil encontrar el camino a casa- recordé que con mucho desdén tuve que subirla -por su propio bien- en un barco en la Barceloneta. Ella seguía observándome desde el sillón - tienes el pelo más oscuro y más opaco, pero tu piel está mejor- me le acerqué un poco más - ¿qué quieres Lucrecia Caballero?- me tomó la mano, su pequeña mano blanca y huesuda (como la mía) - quiero que quieras y que vayas detrás de eso, verás, he visto cosas inimagi...