no era muerte sino sombra lo que le cruzaba la cara
Que yo estuviera con una cara de no satisfaction no fue una coincidencia, porque descubrí —como por arte de magia— que aquel que se hacía llamar mi dulce doctor K. tan sólo era un usurpador de su nombre.Considerando ese detalle, me encontré con Mermelade y decidimos que dejaríamos un momento a Andrés y a Simone, y que luego volveríamos a enamorarnos de ellos en unas semanas. Quisimos morirnos, y entonces comimos torta de chocolate con cucarachas y motas de tristeza. Al final de la tarde concluíamos proyectos acerca de cómo llamaríamos nuestra corporación de utopías. Esto de ser pensador es complicado, man , es como responsabilizarse de todas las desgracias del real world y tener que escupir intensas soluciones. Al fin y al cabo, ella terminó en Misfits gritando el nombre de Razón de Vivir y diluviando en una estación de Transmilenio. Yo seguí mi camino hacia el encuentro con Gustav, quien se escondió en mi sonrisa y no permitió que avanzara en esas lides de...